Juan de Castellanos.
Elegía XIII / Canto
Tercero
Cubagua.
La vida de la ciudad de Nueva Cádiz de Cubagua fue corta y
ampliamente destructiva tanto que terminó arrasada por el coletazo de un
huracán, tal y como lo describe Juan de Castellanos, en su libro Elegías de Varones Ilustres de las Indias*:
Elegía
XIII / Canto Tercero:
Seria por el año
de cuarenta
y tres con el
millar y los quinientos,
cuando cierta
señal nos representa
bravos y
furiosos movimientos:
siguióse después
desto tal tormenta
que hizo
despertar los soñalientos,
de todos vientos
rigurosa guerra,
y el mar mucho
más alto que la tierra.
El agua de los
cielos era tanta,
y con tan
grandes ímpetus venia,
que el más entero
brío se quebranta,
y el ánimo más
fuerte más temía:
ruido temeroso
se levanta
que de la mar y
la tierra procedía,
sobrevino la
noche muy escura,
y con ella
grandísima tristura.
no se hallaba ya
cosa viviente
que tuviese
seguro de su vida,
porque la calle
va como creciente
de ríos con
furor de la venida;
en las cosas no
pueden parar gente
por las amenazar
con su caída,
y lo que más
seguro parecía
peligro, mal y
muerte prometía
salíamos ansí
desta manera
aquí y allí
peligros al encuentro,
pues era grande
riesgo salir fuera,
peligro de la
vida quedar dentro:
tiembla la isla
todos donde quiera
por aire
conmovida desde el centro,
aquel que poseía
mejor suerte
estaba ya
gustando de la muerte (…)
huir de las
paredes y del muro
parecía remedio
más seguro (…)
oíamos murmurios
y bullicios,
no con falaces
cantos de serenas;
aquí y allí
caían edificios,
las altas
azoteas, las almenas,
la casa de los
santos sacrificios,
moradas que yo
vi ricas y buenas:
aquí sonaban
voces y allí gritos,
aquellos con
temor, estos aflitos.
Lo mejor y lo
más fortalecido
con la gran
tempestad viene cayendo (…)
el cielo se
mostró de nubes lleno,
y el fuego
celestial viene rasgando
la nube por el
más espeso seno;
y aquella furia
con que va pasando
es la causa de
dar horrible trueno,
poniendo gran
temor á los mortales
sin uso de razón
y racionales.
Tal y tan grande
estruendo se hacia
cuando con
tantas lluvias y temblores
la más gruesa
pared de cantería
caía con los
altos corredores;
cuyo grave ruido
nos ponía
grandísimos
espantos y temores (…)
al fin ceso la
fuerza de los vientos
y llegaron las
horas de bonanza:
ningunos
muertos, pero descontentos
determinados a
hacer mudanza (…)
*Juan de Castellanos fue nombrado tesorero de Cubagua en 1531 y vivió en la isla, entre 1540-1542.
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