Los habitantes del Oriente de Venezuela
al momento de la invasión europea.
Los secos datos de
la arqueología contrastan con las ricas descripciones de cronistas y viajeros,
lo que indica que es mucho lo que queda por hacer de la arqueología del Oriente
de Venezuela.
En 1551 Francisco
López de Gómara reunió diversos testimonios de viajeros, cronistas y misioneros
acerca de lo que había visto y oído en América. La descripción es negativa,
aunque cae en muchas contradicciones. Casi en los mismos párrafos se afirma su
desnudez, (es decir, la ausencia de trajes de tela al estilo de Europa), para
luego describir su vestimenta. Igualmente, se les describe como holgazanes y
flojos, para decir al mismo tiempo que cuidaban mucho sus casas y siembras.
Estas descripciones, aunque muy exactas en muchos casos, tenían la intención de
describir a los pueblos americanos como inferiores y justificar así su
dominación.
Los
de esta tierra son de su color; van desnudos, si no es el miembro, que atan
para dentro o que cubren con cuellos de calabazas, caracoles, cañas, listas de
algodón y cañutillos de oro. En tiempo de guerra se ponen mantas y penachos; en
las fiestas y bailes se pintan o tiznan o se untan con cierta goma o ungüento
pegajoso como liga, y después se empluman de muchos colores, y no parecen mal
los tales emplumados. Las doncellas van de todo punto desnudas; traen senogiles
muy apretadas por debajo y encima de las rodillas, para que los muslos y
pantorrillas engorden mucho, que lo tienen por hermosura; […]. Hombre y mujeres
traen ajorcas, collares, arracadas de oro y perlas si las tienen, y si no, de
caracoles, huesos y tierra, y muchos se ponen coronas de oro o guirnaldas de
flores y conchas.
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