Manifiesto
de Gómez.
Estatua de
Francisco Esteban Gómez, Santa Ana del Norte,
isla
de Margarita, s/f.
Francisco Javier
Yanes
“Desde que Dios formó el Universo o
vasto país en que habitan los viadores (hace ya el espacio de seis mil y más
años) están enumeradas las revoluciones que lo han afligido, y que han de
humillar y destruir la especie humana.
“Venezuela ocupa la última página de
esta historia lamentable.
“El 19 de abril de 1810 entonó el himno
sacrosanto de la libertad, y en tres periodos remarcables ha hecho los más
fuertes sacudimientos para obtener su completa emancipación. Jornadas muy
gloriosas, acciones brillantes y distinguidas son las pruebas más ineluctables del
valor venezolano.
“La isla Margarita, parte integrante,
y hoy muy principal de loa pueblos confederados, levantó igualmente el
estandarte del honor y de la gloria, y siguió los pasos de sus conciudadanos. El
4 de mayo de aquel año depuso con la mayor moderación al mandatario peninsular,
el mismo que a la entrada de Monteverde en Caracas fue el cómitre destinado
para afligir en las bóvedas y pontones de Puerto Cabello, entre otros
americanos, a los hijos de Margarita.
“Cartagena promueve la reacción del
año de 1813, y un jefe con los sufragios del pueblo, destruyó al intruso
tirano, y rompe las cadenas de sus hermanos oprimidos. Todos bendicen la obra
del Libertador, y desean que ella sea tan durable, como fue pronta en su
formación.
“Mas el genio del mal aparece otra vez
en esta comarca: se abre una nueva campaña, y después de mil triunfos y proezas,
cae el mismo pueblo bajo el yugo de un aborto del infierno, teniendo que
salvarse sus restos por la emigración que emprendió por ásperos caminos, en una
estación calamitosa, para trasladarse a las Antillas, en donde han presentado
al hombre sensible un cuadro el más lastimoso, pues que ninguno ha podido ver
sin emoción una multitud de personas honradas y pudientes, que antes buscaban con
quien distribuir su fortuna, vivir para conservar una mísera existencia solo
por la merced de extranjeros, cuya generosidad fue tan franca, como obligatoria
al reconocimiento de los buenos americanos. Si algún día la providencia condolida
de sus padecimientos se digna concederles la bien merecida carta de Manumisión,
y que puedan formar un gobierno justo y liberal, que afianze para siempre los
derechos inalienables del hombre; ellos podrán y sabrán remunerar con distinguidas
recompensas los beneficios y hospitalidad que han recibido de algunas colonias.
“Una tercera época de redención se
presenta en favor del pueblo disperso; el mismo redentor triunfa de los
opresores en el mar, y en esta tierra de libertad; pero nuevos acontecimientos
hacen que no se crea cerrado el circulo de la revolución. La furiosa lava de
este volcán continúa sus erupciones, más los amantes de la independencia, deseosos
de este bien, y ambiciosos de su libertad; queriendo tomar asiento entre las
naciones que cubren la tierra, y a gozar de todos los beneficios que emanan de
esta, se han resuelto a todo por conseguir tamaños bienes, y así la muerte no
les espanta, y sólo la consideran como un descanso que pondrá fin a una vida
agravada con la servidumbre, y cubierta con la ignominia.
“A pesar de tan nobles sentimientos,
de tan generosas y liberales ideas no faltan americanos desnaturalizados, que
bien avenidos con la servidumbre, se prosternan servilmente ante los ídolos que
existen en la Iberia y que sólo pueden, conocerse en este mundo por los órganos
del fanatismo, del error y la superstición, sin conocer ellos mismos los males
que atraen sobre el suelo de su nacimiento, y sobre sus propias personas. Pero
a estos seres degradados, y envilecidos es preciso advertirles que sobre sus
cabezas penden agudas espadas, y que a sus pechos amenazan los afilados puñales
de los libres. Un grito universal conspira a borrarlos de los nobles seres que
hermosean la naturaleza. La alternativa de los hijos de la Gran Colombia es, Morir
o Vencer, aunque ya es preciso decir por esta vez, que en medio de los azares
de la guerra, cuando la Margarita contaba con algunos pueblos de la parte
oriental del continente, advierte que algunos de ellos han intentado y de hecho
se han sustraído, de la noble federación venezolana, solo por vanos temores,
terror, pánico, espanto de los fantasmas.
“La ciudad de Cariaco ha sucumbido de
un modo inconcebible, y sus desórdenes pueden trascender a los pueblos
comarcanos. La Margarita por conservar la unidad que salva los estados, recibió
en su seno al Gobierno Supremo de Venezuela convocado por el General Mariño; y
el 31 de mayo último a los doce días de su instalación se ausenta en nuestra
escuadra con dirección a Maturín. La isla fluctuando sola en los peligros,
bloqueada en el día por dos corbetas y cinco bergantines; amenazada en fin por
un grande ejército y nuevas fuerzas navales, ha ratificado sin embargo el
juramento que hizo el 17 de noviembre, y no duda que tendrá ahora el buen éxito
que entonces, cuando en diez acciones campales batió la formidable fuerza del
General Morillo.
“Tres mil republicanos que han
admirado al mundo por su constancia y valor se hallan en el día con las armas
en la mano decididos a resistir a todo trance las pretensiones y choques de la
tiranía. La Margarita podrá ser reducida a cenizas, pero no esclavizada. El enemigo
ha jurado su exterminio y amenaza que muy pronto vendrá a pasearse por sus
terrenos, gloriosos campos de Marte; y en tal conflicto ella suplica a las
naciones imparciales y despreocupadas vuelvan a fijar su vista en la nueva
lucha que sin duda será muy terrible que la que caba de sostener, y que sirvió
de espanto, terror y confusión al mismo pueblo que pretendió esclavizarla.
“Naciones grandes y generosas! No permitáis
que las falanges de nuestros asesinos acaben de consumar la obra de iniquidad y
de exterminio que pretenden, ni que cubran de llanto y luto a los pacíficos
moradores de Margarita solo porque no quieren ser esclavas de la nación más
bárbara del globo. Conduélanse los hombres justos y filantrópicos de este siglo
de luces y razón de un pequeño y pobre pueblo que ha sabido dar al mundo culto
lecciones sublimes de civismo, en el concepto que si le dispensaren los
auxilios de que necesita para la defensa a que se prepara, jura a presencia de
los cielos y la tierra que los ejemplos de la valerosa Grecia, con todo el
brillo con que se hizo admirable en el universo, poco excederán a los que se
prepara a dar el pueblo margariteño, y no habrá sacrificio que no tribute a la justa
libertad que en el siglo XIX ha proclamado el nuevo mundo. Ciudad de la
Asunción de Margarita, junio 23 de 1817.—7mo. Francisco Esteban Gómez”.
FUENTE:
-Yanes, Francisco Javier (1998). “Historia de Margarita y Observaciones del General
Francisco Esteban Gómez”. Tercera edición. pp. 112-115. Edición especial: Fundación
Margarita 500 años. Editorial Raidis, La Vecindad, Isla de Margarita, estado
Nueva Esparta, Venezuela.
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