Nueva Ciudad de Cádiz, Cubagua

Primera de Suramérica con título. 12 de septiembre de 1528.

lunes, 20 de octubre de 2014

Monumento Natural -Las Tetas de María Guevara- ¿Por qué se le llama así?

Monumento Natural
Las Tetas de María Guevara
¿Por qué se le llama así?

Monumento natural: Las Tetas de María Guevara


Con el nombre de Las Tetas de María Guevara, tradicionalmente, se ha venido conociendo en la Isla de Margarita a dos pequeñas crestas cónicas, que se elevan, rompiendo en la monotonía del paisaje, en sitio cercano al Parque Nacional Laguna de La Restinga. Siempre surge la pregunta acerca de quién era María Guevara, para que se perennizara en la roca basáltica de esos cerros gemelos y si realmente, María Guevara existió o fue solo creación antojadiza de la leyenda. Las más variadas interpretaciones se han dado alrededor del enigmático nombre; pero, hasta la fecha, nada en concreto se ha dilucidado que contribuya a clarificar la confusión existente acerca del personaje que aún continúa actualizado y cuyo nombre se pronuncia con perspicacia y hasta con un dejo de malicia incontenida.


Historiadores, ensayistas y poetas han tratado unos de descifrar el misterio que rodea a su figura, sin lograrlo; y otros, guiados por la fantasía, han cantado a una mujer ideal, hipotética, indefinida, que no a la real María Guevara, y hasta han llegado a crear leyendas a su alrededor.


María Guevara efectivamente vivió. Pero no fue española. Ni hija del Capitán Juan de Guevara. Ni fue amada del indio Makanao. Ni conoció a Lope de Aguirre. Ni guerreó contra los españoles. La verdadera, la real, la María Guevara de carne y hueso, nació en Cumaná por el año 1801. Por los años 1825 a 1830, sin que hayamos podido precisar la fecha exacta, casó con Simón Marval, nativo de Margarita, dueño de trenes de pesquería. Era hija natural de Inés María Guevara.


En los años que María Guevara se instala a vivir en Punta de Piedras, el puerto principal de la región era Laguna de Raya. Pero con María Guevara decae y surge Punta de Piedras. Empieza María Guevara por adquirir de los Benales, un cuarto derecho del sitio del Águila. Va a Juan Griego y trae gente para sus trenes de pesquería. Les hace construir viviendas y junto a la de ellos, construye la suya en el Morro. Con María Guevara nace, propiamente, Punta de Piedras. Para solucionar la escasez de agua, hace cavar un jagüey al que llamaban “El Pozo de Ahí”, que por largos años fue el abrevadero obligado de la comunidad de pescadores.


Los que conocieron a María Guevara afirmaban que no era mujer de senos desarrollados, de ahí que por desemejanza los compararon con los mencionados cerritos. Nos cuentan las consejas que cuando los pescadores de los trenes de María Guevara se acercaban a la costa al regreso de sus tareas o de un viaje por las cercanías, al ver los dos cerritos cónicos que emergen muy cerca el uno del otro semejantes a senos de mujer, ironizando por los que carecía María Guevara, exclamaban, no sin cierta picardía, ahí están las tetas de la Doña o ya se distinguen las tetas de la Doña, por no decir directamente las tetas de María Guevara como ya todos decían en el poblado. En la segunda mitad del siglo XIX adquiere vigencia la denominación. La tradición ha recogido y mantiene este nombre que acicatea la curiosidad de quien oye nombrarlo y despierta interés por conocer quien fue esa mujer que dio nombre a esta curiosidad geográfica de Margarita.


María Guevara era mujer emprendedora. Le gustaba el comercio y practicaba el ahorro. Cuando contrajo matrimonio con Simón era poseedora de una fortuna apreciable en la época y la cual estaba representada en casas y terrenos que tenía en Cumaná y en dinero efectivo.


María Guevara murió en Punta de Piedras a la edad de ochenta y cinco años, el día 13 de febrero de 1886. No tuvo descendientes. Otorgó testamento el 7 de noviembre de 1885. Su herencia la dejó a sus sobrinos, los hijos de su hermana Josefa Guevara de Salcedo. La muerte de “madrinita”, como la llamaban sus sobrinos, enlutó a Punta de Piedras. Sus restos reposaron por un tiempo en el cementerio de esta localidad, de donde fueron exhumados. Una sobrina los conservó en una pequeña urna y posteriormente resolvió darle sepultura en la Iglesia de la Parroquia Altagracia de Cumaná. Hasta época reciente existía la lápida señaladora; pero con las refacciones de ese templo, desapareció.


María Guevara, pues, existió. Fue una mujer real. De recia complexión. De carácter fuerte. Es cierto que no dejó descendentes, pero en cambio ahí están como legado suyo, desafiantes, despertando curiosidad, desnudas y frescas de brisas, turgentes y por siempre rectas Las Tetas de María Guevara.



Fuente:
-Jesús Manuel Subero (1974). “Crónicas Margariteñas”.


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