LA
VIDA COTIDIANA EN LA CUBAGUA DEL SIGLO
XVI
Grecia Salazar Bravo
Licenciada en Historia de las
Artes Plásticas y Museología
Egresada en 1989 de la Universidad José María Vargas, Caracas.
Licenciada en Historia (Mención
Venezuela) Egresada en 2006 de la Universidad Central de Venezuela / Tesis de Grado Mención
Publicación.
Funcionaria
del Ministerio de Educación adscrita al Gabinete Ministerial de Cultura del Estado Nueva Esparta.
RESUMEN
En
el marco de los estudios regionales de Venezuela, el objetivo de esta investigación
es recrear como era la vida cotidiana de los hombres que practicaron la
explotación de perlas en la isla de Cubagua en el siglo XVI. Este período marcó el esplendor de la
producción perlífera en Cubagua, donde se alcanzaron elevados ingresos, se
explotaron cantidad de ostrales y muchos españoles emigraron hacia las costas
venezolanas con la idea de hacerse rico con facilidad gracias al negocio de las
perlas. Esta actividad comercial de la isla de Cubagua, trajo como consecuencia
una inusitada riqueza sorpresiva que acrecentó la ambición de poder económico
de los conquistadores españoles y sumió a los esclavos en una forma de
vida específica de dicho trabajo, que
afectó la forma de asumir la cotidianidad.
El comercio de la perla ha sido estudiado casi siempre desde el punto de
vista económico, pero se ha desatendido lo referente a la vida cotidiana de los
esclavos aborígenes y africanos dedicados a este trabajo, lo que se abordará de
manera primaria en esta investigación.
Palabras claves:
Comercio de perlas – modos
de buscar perlas – vida cotidiana – historia local neoespartana – rancherías –
esclavitud.
Cubagua y las perlas.
Mapa de la
isla de Cubagua, posiblemente del siglo XVII,
se encuentra en la Biblioteca Nacional de Francia. |
Gracias
a la documentación aportada por los cronistas de indias, sabemos que los
aborígenes que habitaban las costas venezolanas usaban las perlas como adorno
en pulseras y collares; de hecho cuando en 1498, Cristóbal Colón llegó a las costas de la
hoy Venezuela, y ante el esplendor de las perlas usadas por los nativos expresó:
…vinieron a la nave en numerosas canoas,
y muchos traían piezas de oro al cuello, y algunos, perlas atadas a sus brazos.
Me alegró mucho verlas y procuré con empeño saber dónde las hallaban; me
dijeron que allí y en la parte Norte de aquella tierra... Procuré conseguir algunas perlas y envié las
barcas a tierra. (Colón, C., 1991: 176).
Desde
ese momento la historia de la árida Cubagua ya no sería la misma y su
existencia daría un vuelco de 360 grados impulsada como en una montaña rusa a
las alturas más elevadas, para luego caer en el más profundo olvido, por más de
trescientos años.
Una de las primeras descripciones de la isla, nos la legó el poeta Juan de
Castellanos, quien vivió en ella, durante algún tiempo: …aunque es estéril y pequeña, Sin recurso de río ni de fuente, Sin árbol
y sin rama para leña sino cardos y espinas solamente; Sus faltas enmendó
naturaleza con una prosperísima riqueza. Pues sembró por placeles principales,…riquísimos
ostiales, dedo se sacan perlas escelentes,
Con que ha engrandecido sus caudales Crecidísimo número de gentes... La
gente castellana que venía…Formaron en la isla ranchería, Pusieron toldos y
asentaron tiendas; Y cebados en esta granjería Hacen bohíos para sus
viviendas... (Castellanos, J., 1962: 105–107).
Y así los españoles se dedicaron a organizar el rescate de las perlas,
usando para ello en primer lugar a los nativos americanos y más adelante a los
esclavos negros traídos de las costas africanas.
Según
cifras establecidas por Enrique Otte, el historiador que más concienzudamente
ha investigado el tema de las perlas en Cubagua, en toda su historia el quinto
de Cubagua tuvo una producción de 11.877,20 kilos, promediando alrededor de 410
kilos anuales; lo que nos da una idea de
la gran cantidad de perlas que se extrajeron legalmente, sin embargo no podemos
establecer cuantas se sacaron de manera ilegal; pero lo que si sabemos es que la gran cantidad
de perlas extraídas, fue lo que produjo el agotamiento definitivo de los
ostrales en las aguas del hoy estado Nueva Esparta; porque el único interés de los españoles era enriquecerse
a base del comercio de las perlas y nunca pensaron que este era un recurso
natural que al no cuidarse se agotaba, como de hecho sucedió en pocos años.
Los Buzos, su vida cotidiana
En
1508 se trasladaron a Cubagua, como esclavos, a los habitantes de las Bahamas,
los indios lucayos, para usarlos en el
buceo buscando perlas, pues eran muy buenos nadadores; pero con la vida que llevaban muchos
fallecieron prontamente; tal y como nos
lo refiere Fray Bartolomé de Las Casas: Acordaron
los españoles de enviar a sacar perlas los indios lucayos, por ser grandes
nadadores todos ellos en universal, …, por cuya causa se vendían cuasi
publicamente, con ciertas cautelas, no a 4 pesos, como al principio se habia
ordenado, sino a 100 y 150 pesos de oro
y más cada uno... Cresció tanto el
provecho que sacando con ellos perlas los nuestros hallaban,…con gran riesgo y
perdicción de las vidas de los lucayos,…, que por maravilla se halló en breves días que en esta isla quedase algún
lucayo. (Las Casas, B.,
1951: 353).
Obviamente con esa vida era muy difícil durar mucho tiempo, porque al
margen de la presión de los españoles, estaban los peligros que acarrea de por
si el trabajo de buzo; cuya primera descripción también
se la debemos a Las Casas, quien con gran acuciosidad nos cuenta: “Llevánlos
en las canoas, que son sus barquillos, y van con ellos un verdugo español que
los manda; llegados en la mar alta, tres y cuatro estados de hondo, mandan que
se echen al agua; zambúllense y van
hasta el suelo y allí cogen las ostias que tienen las perlas, y hinchen dellas
unas redecillas que llevan al pescuezo o asidas a un cordel que llevan ceñido,
y con ellas o sin ellas suben arriba
a resollar, porque no siempre donde se zambullen las hallan,… e a las veces les
dan de varazos que se zambullan, y siempre todo este tiempo nadando y
sosteniéndose sobre sus brazos; … desde
que sale hasta que se pone el sol, y así todo el año si llegan allá:… la comida es algún pescado y el pescado que
tienen las mismas ostias donde están las perlas y el pan caçabi y el hecho de
maíz,… Las camas que les dan a la noche son el suelo con unas hojas de árboles
o hierba, los pies en el cepo, porque no se les vayan. Algunas veces se zambullen y no tornan jamás
a salir; o porque se ahogan cansados y
sin fuerzas y por no poder resollar, o porque algunas bestias marinas los matan
o tragan." (Las Casas, B., 1951: 403).
Durante los
primeros cien años de extracción de perlas éste fue el sistema que imperó, y le
trajo la muerte a gran cantidad de hombres, que eran obligados a realizar dicho
trabajo.
De
la reseña aportada por diversos cronistas se sabe que los indígenas y negros usados
en la búsqueda de perlas, bajaban a las profundidades por medio del buceo a
pulmón libre, aunque no se sabe con certeza la profundidad a la que se llegaba,
pero posiblemente estaba entre 4 y 9 brazas[1]; de los
testimonios de los cronistas se deduce que lo normal era que se llegara
a profundidades de ocho brazas, pero que, con claridad en las aguas, podían
llegar hasta nueve.
Por
dichas descripciones, sabemos que los buceadores tapaban su nariz con pinzas y
se sumergían agarrados a sogas, una fina que soportaba el peso del buzo y una
gruesa, que se usaba para subirlos a la superficie; esta era llamada el cabo de vida.
Al
principio los buceadores eran solamente indios caribeños esclavizados; pero más adelante se les unieron los esclavos
negros; una Real Cédula de 1526 autoriza
a Juan de Urrutia para que traslade 30 esclavos negros a Cubagua; al año siguiente se da otro permiso de
trasladar a la isla 12 esclavos negros.
Los buzos podían ser vendidos como esclavos, de hecho se conoce que en
1600 hubo una negociación de una granjería de perlas, en la cual se vendieron
también 13 negros, y en la venta de una empresa dedicada a la explotación de
perlas, la transacción incluyó a 13 indios.
Los
indígenas de la isla de Margarita aunque eran considerados libres, también se
usaron como buzos; ya que, eran quienes
mejor conocían los sitios donde se encontraban los ostrales; hubo guaiqueríes que trabajaban en
Cubagua, y se llevaban las mejores perlas a Margarita,
lo que obligaba a los españoles a “perseguirlos” para negociar con ellos; de hecho les daban vino, lo que era su
perdición y siempre terminaban regalando las perlas.
Inicialmente
se pescaba en una pequeña canoa, con una marinería comprendida entre 6 y 8
personas; luego en 1524 se trajeron
canoas más grandes con capacidad para unos 15 individuos; a mediados del siglo XVI eran utilizadas
canoas grandes con capacidad para 24 personas, y a principios del siglo XVII se
mencionan grandes fragatas de velas latinas.
Luego de recogidas las conchas eran colocadas en la arena, y allí se
abrían a consecuencia del calor del sol, posteriormente se sacaba la ostra de
su concha con cuchillos; la carne era
usada para la comida de los buzos, o se cocinaba, e incluso en algunos casos se
dejaba podrir al sol; de esta forma se
recuperaban perlas escondidas entre los restos de carne.
Una
jornada diaria consistía en: al amanecer los exploradores salían al mar en
pequeñas embarcaciones y fondeaban encima de los ostiales, el que llegaba
primero a un banco perlífero era dueño de éste;
por las noches las embarcaciones se protegían en ensenadas, al abrigo de
los vientos.
Con
respecto a la vida de los primeros buzos, usados en la búsqueda de perlas,
poseemos información gracias a las Ordenanzas que se hicieron para regular (de
alguna manera), la existencia que
llevaban las personas involucradas en la extracción de las perlas, así tenemos,
que si alguien se robaba una perla corría el peligro de ser azotado y si volvía
a hacerlo le cortaban las orejas y lo echaban al abandono; de los buzos que fallecían sólo se sabe que agravaron
la suerte de los vivos, debido a que eran lanzados al mar, lo que atraía a los
tiburones; por lo que en 1537 se
prohibió dicha costumbre; junto a esto se estableció que: …se manda que después de anochecido no salga
de casa de sus amos… ningún negro ni indio esclavo,… so pena… los lleven a la
carcel…. (Otte, E., 1984: 126).
También
se dispuso que los que fallecían Iten …
sea enterrado fuera del pueblo y que la sepultura sea honda e quede cubierta
con tunas o con cardones por manera que ningún perro ni otro animal lo pueda
desenterrar… (Otte, E., 1984: 129).
En
la Recopilación de las leyes de los Reinos de Indias. Capitulo IV – Título XXV,
hay 48 leyes, que tratan de la pesquería y envío de perlas; la Ley XXXI reza: Ordenamos que la pesquería de perlas se haga
con Negros y que no se permita hacer con Indios. Y mandamos que si alguno fuere
forzado, y contra su voluntad, incurra el que le hubiere forzado, y violentado,
en pena de muerte. (Recopilación,
1841: 159).
La
Ley XXXIII nos da una idea de cómo se protegía la salud de los buzos: “Porque resultan malos vapores, y
enfermedades de las ostras, que abiertas quedan en tierra corrompidas con el
cálor: Mandamos que ninguno pesque mas de las que pudiere desbullar, y después
las eche en parte, que no puedan causar perjuicio á la salud, ni ocasionar
peligro á los Buzos, y Nadadores.” (Recopilación,
1841: 159).
En
el proceso de desbulle (extracción de la perla de la concha), regía que quienes realizaran este trabajo
debían hacerlo completamente desnudos para evitar los robos; sin embargo, los
esclavos se las ingeniaban para adueñarse de las mejores perlas y esconderlas, para
luego cambiarlas por camisas, sombreros, zapatos y vino, en una fiesta que el
dueño de la pesquería hacía en su casa cada cierto tiempo.
Esta
era la vida en las pesquerías, una vida dura para los esclavos, ya que, en más
de una oportunidad el mar, cobró con sus vidas, las perlas que les entregaba
por la fuerza.
La ciudad de Nueva Cádiz, su organización.
De
Cubagua se extrajeron grandes cantidades de perlas y gracias a estas riquezas,
se le otorga el 12 de septiembre de 1528 a Nueva Cádiz de Cubagua, el título de
ciudad; que había sido solicitado por sus habitantes en carta al
emperador.
La ciudad fue descrita por Juan de Castellanos en sus Elegías de la siguiente manera: Vereis llenos caminos y calzadas, De tráfagos, contratos y bullicio, Las plazas y las calles ocupadas De hombres que hacían sus oficios; Vereis levantar casas torreadas, con altos y soberbios edificios, Este de tapia, aquel de cal y canto. Sin que futuros tiempos den espanto. (Castellanos, J., 1962: 107) Dándonos esta última frase la seguridad que tenían los conquistadores españoles en el asentamiento que estaban haciendo en la isla y que ellos llamaron Nueva Ciudad de Cádiz y en la que construyeron: …casas suntuosas…La de Portillo fue con tal esmero Que podía servir de fortaleza… (Castellanos, J., 1962: 107).
Pero la vida en la semidesértica Cubagua no era fácil, ya que la escases de
agua y alimento debía solucionarse trayendo los enseres desde Cumaná y Margarita,
y quienes se encargaban de traerlos se enriquecieron fácilmente: Leña y agua de Cumaná venia De ríos que le
dan en abundancia, Y en barcos y navíos se traía Con pipas siete leguas de
distancia: Trataban muchos esta mercancía, Teniéndola por próspera ganancia….
(Castellanos, J., 1962: 108).
Para
ordenar la naciente y bulliciosa vida de Cubagua, los reyes dictaron gran
cantidad de Reales Cedulas y Ordenanzas, así como leyes especiales, de todas
ellas estudiaremos los artículos que nos parecen más relevantes en cuanto a la
descripción de la vida cotidiana en la ciudad de Nueva Cádiz de Cubagua.
A
la hora de organizar el gobierno los reyes decidieron darle a los cubaguenses
un voto de confianza y les pidieron que: …por
el tiempo que vuestra merced o voluntad fuere elejáis entre vosotros un alcalde
hordinario en cada un año de los vecinos e moradores desa dicha isla…e conosca
de los pleitos e causas, ansí civiles como criminales, que entre vosotros se
movieren… (Otte, E., 1984, tomo I: 128); sin embargo las primeras ordenanzas giran en
torno al interés de los reyes por preservar el quinto real de la producción de
las perlas, que era en definitiva lo que más deseaban.
Pero
en cuanto al día a día de los cubaguenses se impusieron reglas referidas a la
alimentación como: …por cuanto la miel e
azeite e vinagre que viene de Castilla tapado en sus vasijas viene falto e mal
acondicionado, se manda que ninguna persona venda la dicha miel, azeite ni
vinagre sin medir, so pena de tres pesos de oro por cada vez que lo contrario
hiciere… (Otte, E., 1984, tomo II: 123).
Y otra
que expresaba: …que ninguna panadera no
otra persona sea osada de vender pan cocido no vizcocho si que primero le sea
puesto por los dichos diputados, ni abrir pipa de harina para amasar el pan ni
vizcocho sin que primero los dichos diputados…la vean si es harina para amasar
o no…quel pan que vendieren sea bien cozido y sazonado e que cada un pan grande
tenga diez e seis onzas y el pan chico tenga ocho…” (Otte, E., 1984, tomo
I: 123-124).
Y también se preocupaban por la moral y las
buenas costumbres: …que cualquier persona
que los domingos e fiestas fuere tomado por las calles en tanto que se celebran
los oficios divinos a missa mayor sean llevados a la cárcel pública y estén en
ella tres días… (Otte, E., 1984, tomo II: 127); y para mantener la salubridad se dispuso: …que ninguno eche ni mande ni consienta
echar de sus casas basura ni estiércol no otra suciedad ni cosa muerta en las
calles ni en la playa salvo de los palos que están indicados dentro de la parte
de la mar… (Otte, E., 1984, tomo II: 129).
En
las disposiciones reales para Cubagua también se preocuparon por los bienes
dejados por algunas personas que fallecían en la isla y que no llegaban
completos a España, por lo que se dispuso que toda persona que llegara a la
isla fuera censada.
Y
le metieron el ojo a la corrupción, que desde el principio estuvo presente en
la isla: …nos somos informados que
algunas personas que avemos proveído de nuestros regidores del pueblo de
cristianos…de Cubagua…son mercaderes y biben de ello e tienen sus tratos e
mercaderías en la dicha isla…porque…los dichos mercaderes son regidores,
anteponen sus tratos y mercaderías a las de otros, y aviendo de trabajar que
las dichas mercaderías valgan barato por el contrario trabajan que valgan a
subidos y ecesivos precios, y como son regidores no ay quien les vaya a la mano
y redunda en daño de la república…(Otte, E., 1984, tomo I: 84).
También
se dispuso que no se llevaran a la isla vestidos de paño y lienzo, ya que, las pocas
mujeres solas que vivían en la isla, no tenían como costeárselos y no había
funcionarios de grandes rangos que los usaran; por otro lado la reina se inmiscuyó
directamente en algunos asuntos de la isla, por ejemplo se oponía a que los
españoles casados abandonaran a sus mujeres por las aborígenes americanas: …algunos casados tienen indias libres en sus
casas e las toman por sus mancebas, e que a esta causa no hacen vida maridable
con sus mujeres, antes algunos dellos las dexan desnudas e pobres e se van con
las dichas sus mancebas,… (Otte, E., 1984, tomo I: 14); por lo
que dispuso que esta situación fuera penada por la ley; sin embargo la reina defendía a los hijos
habidos con dichas mancebas: …dexéis e
consistáis a los vecinos desas dichas islas que tovieren hijos en indias
recogerlos e tenerlos comsigo como hijos, porque mejor los puedan enseñar e
industriar en las cosas de la fee, sin les poner en ello inpedimento alguno, lo
cual vos mandamos que cumplaís… (Otte, E., 1984, tomo I: 28).
Como
hemos podido apreciar la corona española hizo todo lo posible para que la ciudad
de Nueva Cádiz funcionara ordenadamente, y prosperara económica y socialmente; pero
los ostiales se fueron agotando por la desmedida explotación que sufrieron,
debido a la avidez de los conquistadores por obtener las perlas y enriquecerse
rápidamente y la ciudad inició una vertiginosa caída.
Al empezar a sentirse la crisis perlífera, el juez de residencia de Cubagua Francisco Prado, le escribió al rey de España en 1533, haciéndole saber lo irracional de dicha explotación Para sacar un marco de perlas, destruyen y echan a perder más de veynte (Otte, E., 1977: 35); y se implantaron vedas pero sin mucho éxito; y en 1536 el mar dio muestras de estar escaso de perlas; por ello en 1537 el cabildo de Nueva Cádiz le escribe una carta al emperador en la que se lee: ha más de un año y medio que no se sacan perlas (Otte, E., 1977: 35); por todo esto muchos mercaderes comenzaron a emigrar, en busca de nuevas fuentes de riqueza.
Sobre
este declive perlífero Juan de Castellanos nos dice: …á la pobreza / Que primero Cubagua padecía /Por desaparecer todos los ostiales / E ya no hallar rastros ni señales. (Castellanos, J., 1962: 116).
La
vida de Cubagua fue corta y ampliamente destructiva; tanto que fue muy golpeada, según determinó
el profesor Pablo Vila, por el coletazo de un huracán, tal y como lo describe
Castellanos: … siguióse después desto tal
tormenta / que hizo despertar los soñolientos, / de todos vientos rigurosa
guerra, / y el mar mucho más alto que la tierra. / El agua de los cielos era
tanta, / y con tan grandes ímpetus venía,…
(Castellanos, J., 1962: 117).
Así
terminó el amor de los cubaguenses por su isla y no dudaron en abandonarla en
búsqueda de otros placeres de perlas; según algunos datos aportados por los
propios habitantes de Nueva Cádiz, en 1540 no quedaban sino alrededor de 50
vecinos; la mayoría continuaron la
aventura perlífera en el Cabo de la Vela, donde fundarían la ciudad de Nuestra Señora Santa María de los Remedios
del Río de La Hacha, y otro grupo se
fue a la isla de Margarita; desde donde le escriben al emperador en 1544,
una carta en la que le explican: Aquí nos
venimos todos, y con beneplácito del gobernador y consentimiento nuestro siguen
los oficiales, Justicia y Regiamento del mismo (Vila, P., 1969: 203) de esta manera
Margarita pasará a ser el gran centro de la explotación perlífera, lo que
afianzará su poblamiento y sumirá a Cubagua en un profundo olvido.
CONCLUSIONES
En
Cubagua, hubo al llegar los españoles a sus costas una explotación de seres
humanos y biodiversidad nativa, debido al descubrimiento de las perlas. Los establecimientos iniciales de los
conquistadores tuvieron repercusiones ambientales negativas, para los
aborígenes y para la naturaleza que los circundaba, y produjo la desaparición de recursos
ambientales forjados por la naturaleza durante miles de años, como por ejemplo
las ostras-perlas.
El
poblamiento de la semidesértica isla de Cubagua, no fructificó debido a la
desaparición de las perlas, producto de la avidez por el dinero y el poder,
característicos de los primeros conquistadores españoles; quienes al mudarse a Margarita y al presentar
esta isla mejores condiciones ambientales, gestarán un poblamiento que hundirá
profundamente sus raíces en esta “tierra de gracia” y no se abandonará
jamás; porque se habrán sembrado las
bases para ciudades que perdurarán a través de los siglos y que se han
expandido de manera fructífera, como es el caso de las poblaciones iníciales de
la isla de Margarita.
Por
otra parte, los primeros buzos buscadores de perlas en las costas de dichas
islas, sufrieron las inclemencias de sus amos, que sólo tenían en mente
enriquecerse fácilmente y “robarle” al mar sus tesoros; pero su vida fue de alguna manera “suavizada”
por las “Ordenanzas” dictadas por los monarcas españoles quienes, más tarde o
más temprano, entendieron que sin los buzos no habría perlas, ya que, los
españoles no eran muy diestros en este trabajo y además no estaban dispuestos a
morir por él.
El
estudio de la geografía histórica de estas islas productoras de perlas, nos ha
enseñado las penurias a las que estuvieron sometidos tanto los aborígenes y
esclavos negros, como los primeros conquistadores españoles, en la búsqueda de
una pequeña joya que según la leyenda sólo trae lágrimas a quien las
posee.
BIBLIOGRAFÍA
Fuentes Primarias Impresas
-CASTELLANOS, Juan de, Elegías
de Varones Ilustres de Indias, Caracas: Academia Nacional de la Historia,
1962.
-COLÓN, Cristóbal, Los
Cuatro Viajes del Almirante y su Testamento, Edición y Prólogo de Ignacio
B. Anzoátegui, Alicante: Biblioteca
Virtual Miguel de Cervantes, 2002, Edición digital basada en la 10ª ed. de
Madrid, Espasa-Calpe, 1991.
-LAS CASAS, Fray Bartolomé,
Historia de las Indias, México: Edición de Agustín Millares Carlo y
estudio preliminar de Lewis Hanke, Fondo de Cultura Económica, 1951.
-Recopilación de las Leyes
de los Reinos de Indias, mandadas a imprimir y
publicar por la magestad católica del Rey Don Carlos II Nuestro Señor, tomo II,
quinta edición, con aprobación de la Regencia Provisional del reino, corregida
y aprobada por la Sala de Indias del Tribunal Supremo de Justicia, Madrid, Boex
editor, 1841.
Fuentes Secundarias
Impresas
-CERVIGÓN, Fernando, La
Perla, su importancia y significación socioeconómica en la Historia de
Venezuela, Pampatar: Fondene, 1977.
-_________ Las Perlas en
la Historia de Venezuela: Ensayo Histórico, Caracas: Fundación Museo del
Mar y Petróleos de Venezuela, S. A, 1998.
CUNILL GRAU, Pedro, Biodiversidad
y Recursos Naturales Venezolanos para la Sensibilidad Euroamericana. Sus
Paisajes Geohistóricos (Siglos XV-XIX), Discurso de Incorporación como
Individuo de Número de la Academia Nacional de la Historia, Caracas: Academia
Nacional de la Historia, 2004.
-Descubrimiento y Conquista
de Venezuela (Textos Históricos Contemporáneos y Documentos Fundacionales),
Caracas: Academia Nacional de la Historia, Colección Fuentes para la Historia
Colonial de Venezuela, 1962.
DOMÍNGUEZ, Francisco, Estudios
sobre las Instituciones locales Hispanoamericanas, Caracas: Academia
Nacional de la Historia, Colección Estudios, Monografías y Ensayos, Nº 10, 1981.
-OJER, Pablo, La
Formación del Oriente Venezolano, Caracas: Universidad Católica Andrés
Bello, Facultad de Humanidades y Educación, Instituto de Investigaciones
Históricas, 1966.
-OTTE, Enrique, Las
Perlas del Caribe: Nueva Cádiz de Cubagua, Caracas: Fundación John Boulton,
1977.
-____________, Cedulario
de la Monarquía Española Relativo a la Isla de Cubagua, Tomos I y II,
Caracas: Biblioteca de la Academia de Ciencias Políticas y Sociales, Serie Los
Siglos Provinciales, 1984.
-Venezuela en los Cronistas
Generales de Indias, Caracas: Biblioteca de la
Academia Nacional de la Historia, Colección Fuentes para la Historia Colonial
de Venezuela, 1962.
-VILA, Pablo, Visiones
Geohistóricas de Venezuela, Caracas: Ministerio de Educación, 1969.
Artículos
-BONET SOTILLO, Dolores
(Transcriptora), “Ordenanzas Fechas
por la Justicia e Regimiento de la Nueva Ciudad de Cádiz y la isla de las
Perlas para que su magestad las confirme, Santo Domingo 1537”, Boletín de la
Academia Nacional de la Historia, N° 160, Oct-Dic, (1957), pp. 426-428.
-LUENGO MUÑOZ, Manuel, “Inventos
para acrecentar la obtención de perlas en América durante el Siglo XVI”, Revista
de Historia, Año I, N° 5, (1960), pp. 41-58.
-VILA, Pablo. “Las
Actividades Perlíferas y sus vicisitudes en Venezuela”, en Revista de
Historia, Año III, Nº 17, (1963), pp. 13-37.
[1] Braza: f. (de brazo, por
ser la medida de los brazos extendidos). Medida de longitud que equivale a dos
varas ó 1.6718m: la braza se usa aún en las
medidas marinas.
0 comentarios :
Publicar un comentario