Perlas de Cubagua
La muestra se desarrolla
a partir de la creación de diversos espacios museográficos distribuidos a lo
largo del área patrimonial del Museo Nueva Cádiz de La Asunción. Bajo el título
Cubagua: Huellas del Pasado, se presenta lo ubicación geográfica, los aspectos ecológicos
y geológicos de la isla, destacando dos componentes muy significativos: La
riqueza geológica y paleontológica, así como los elementos más referenciales de
lo primera exploración petrolera sucedida
en la isla. Por otra parte, a través de Las Perlas de Cubagua, se hace un paseo
por la historia de la conformación de lo ciudad de Nueva Cádiz. Esta muestra
ofrece valiosa información sobre la importancia de las perlas como un recurso
de amplia demanda y de gran influencia en la historia socioeconómica de la
Venezuela colonial. El recorrido culmina con los momentos finales de Nuevo
Cádiz y su desaparición.
La riqueza cultural
de Cubagua y de todo el estado Nueva Esparta también se muestra en los espacios
externos del Museo de Nueva Cádiz, en los que se puede conocer información general
sobre la historia colonial y republicana, lo arquitectura de sus ciudades, los
creadoras y creadores de cada uno de sus pueblos; así como sus creencias, su
música, bailes y tradiciones.
Quizás uno de los
elementos más atractivos de la muestra está en la exhibición de diferentes
piezas arqueológicas provenientes de las ruinas de la ciudad de Nueva Cádiz, y
que son el resultado de las excavaciones realizados por el profesor José María
Cruxent, en la década de los años 50 del pasado siglo. Entre éstos destacan:
dos escudos, el del convento y el del ayuntamiento de la ciudad; una columna de
piedra arenisca; dos gárgolas pertenecientes al Convento de Santo Francisco; así
como sellos, hebillas, monedas, clavos, vasijas y piezas de cerámica. Es
importante destacar que la exhibición de estas piezas en Nueva Esparta
trasciende del hecho museográfico para convertirse en un fenómeno social y
cultural extraordinario en el que el retorno de cada uno de estos bienes o su
lugar de origen, es expresión de una gestión en la que los valores culturales y
más importante, las necesidades y expectativas de los pueblos, son legítimamente
respetados y valorados.
Material: Piedra Caliza. Circa
primera, mitad del S. XVI.
Medidas: 83x24x28 cm
Colección IVIC
Escudo
de las cinco llagas del Convento de San Francisco
Material: Piedra arenisca. Circa
primera mitad del S. XVI.
Medidas: 63 x 30 x 34 cm
Colección del IVIC
Columna
Material: Piedra arenisca. Circa primera mitad del S.
XVI.
Medidas: 135,5 x 23 x 20,5 cm
Colección IVIC
Los Valores Naturales de Cubagua
La isla de Cubagua
se encuentra situada entre la Península de Araya y la Isla de Margarita. Posee
uno superficie de 24 Km2. Pasó a formar parte del estado Nueva
Esparta a partir del 28 de enero de 1948 y pertenece al municipio Tubores.
Tiene una temperatura promedio anual de 27° C, una humedad relativa anual de 70%,
los vientos predominantes vienen del Noreste y el promedio anual de lluvia es
de 250 milímetros. Cubagua, se formó a través de un levantamiento marino
impulsado por fallas tectónicas. Por ello, todos los sedimentos de la isla son
de origen marino, encontrándose fácilmente fósiles bien conservados.
Desde el punto de
vista geológico, Cubagua es una formación física ideal para diversos estudios,
entre los que destacan la geomorfología, la petrología, la estratigrafía y la
hidrología. Los suelos de la isla entran en la clasificación de suelos áridos y
semi áridos. El clima es árido-cálido. Las condiciones climáticas hacen difícil
la presencia de riachuelos o cauces naturales de agua permanentes, sin embargo,
existen algunas quebradas.
La fauna es
diversa. Dentro de ella destaca una gran variedad de aves marinas tales como pelícanos,
cotúas y gaviotas. Dentro de las no marinas se encuentran especies como
chulingas, azulejos, veladores, pericos comunes y pericos cara sucia. Las
especies marinas están representadas por caracoles, ostras perla; erizos; estrellas
y lochas de mar; crustáceos como langostas y camarones; así como peces como,
corocoro, jurel, pargo, picúa y cazón. También se encuentran mamíferos como
delfines y ballenas. Hay comunidades de corales en las aguas cercanas a Punta
Charagato, Punta Yirú, y desde Punta Gorda hasta el Faro de Punta Brasil.
Lamentablemente, la fauna terrestre como por ejemplo los conejos, ha sido
diezmada por los cazadores.
La isla cuenta con
una vegetación xerófila litoral, donde las formaciones herbáceas protegen la
zona de las dunas. Se encuentran hierbas como el melón de monte o pitihués,
tuatua y algunos mangles negros; así como también el guayacán, el taparo, el
maguey, la bretónica y el olivo.
Huellas
del pasado
El testimonio
cultural de Cubagua se remonta a varios miles de años atrás, cuando antiguos
grupos indígenas desarrollaron prácticas económicas y tecnológicas de gran significación
histórica y cultural, que hoy podemos reconocer a partir del estudio de las
evidencias arqueológicas, tales como hachas líticas, gubias de concha para
tallar madera, metates y manos de moler, cerámica pintada, apéndices, entre
otros. También son importantes las evidencias del pasado más reciente,
resultantes de las actividades de exploración y explotación petrolera
desarrolladas en la isla durante los inicios del siglo XX.
Avistada el 14 de
agosto de 1498 por Cristóbal Colón, Cubagua fue colonizada por los españoles
para explotar su riqueza perlífera. Los españoles no controlaron Las Costas de
las Perlas (en lo que hoy es el estado Sucre) y la Isla de Cubagua hasta que
construyeron en 1523 una fortaleza en lo desembocadura del rio Manzanares para
controlar a los indígenas y recursos naturales locales. Aquí comenzó la fase
más productiva de Cubagua. La isla tuvo una administración independiente de la
isla Española, y además tuvo jurisdicción sobre Margarita y la costa de Cumaná.
La colonia creció hasta convertirse en ciudad de Nueva Cádiz en 1528. Fue lo
primera ciudad de Venezuela y Suramérica, y el lugar donde comenzó el
ordenamiento del futuro territorio venezolano.
Entre 1499 y 1519,
tuvieron lugar los llamados «los viajes menores o andaluces», capitulados por
la corona con otros exploradores. En el primero de estos participó Américo Vespucio,
quien fue el primer europeo en proponer que las tierras las que Colón había
llegado no eran en realidad parte de Asia, sino de un continente desconocido
para Europa. En las Indias anexadas al reino de Castilla, se instauraron los
sistemas administrativos tradicionales del reino castellano. Desde 1502, la
Corona fue estableciendo gobernadores, que desde las Antillas enviaban expediciones
de conquista al continente.
En 1503 se
instituyó en Sevilla la Casa de Contratación, para controlar el comercio con
América, impidiendo que cualquier otro puerto de España pudiese hacerlo. En
1510 se creó la Audiencia en Santo Domingo. En 1524 se creó el Consejo de
Indias para la administración de los nuevos territorios.
Los reyes
consiguieron el Patronato de Indias —concedido por el Papa que les permitió controlar la Iglesia
americana. Se Instauraron además las encomiendas para evangelizar a los indígenas.
Según avanzaba la conquista, los españoles fueron creando ciudades habitadas
por colonos, con su Cabildo (municipio), y consejo (asamblea de los colonos)
gobernado por un Alcalde Mayor. Cubagua es uno de los ejemplos más tempranos en
América de esta estructura Jurídico-administrativa.
Es a través de las
perlas que los españoles establecieron el inicio de la exportación comercial entre
el resto de América y Europa. Pero también, desde su descubrimiento, las perlas
del oriente de Venezuela provocaron la explotación y esclavitud para los indígenas.
La explotación de este recurso natural causó tantos sufrimientos y tragedias a
la población nativa, que las autoridades coloniales se vieron forzadas a dictar
las primeras leyes de protección a los indios.
La pesca de perlas
en Cubagua se llevó a cabo con esclavos indios, negros, y también con algunos
"blancos". Inicialmente los indígenas que se trajeron a Cubagua eran
Lucayos procedentes de las Bahamas. En 1495 los colonizadores españoles
fundaron el primer asentamiento en el archipiélago de las Bahamas, que sirvió
como punto de
concentración de los indios lucayos esclavizados y posteriormente enviados
hacia La Española y otros destinos, incluyendo a Cubagua. Pronto fueron
sustituidos por los habitantes de la Costa de las Perlas y otros lugares del
Oriente de Venezuela.
Por ejemplo, al principio los españoles se
limitaron a comerciar con los indígenas de Margarita, los Guayqueríes. Los
indígenas intercambiaban perlas por ropa de lino, pan, armas de fuego,
aguardiente, objetos de metal, y otros bienes europeos. Los españoles los
protegían de las incursiones de los Caribe y de otros españoles que los querían
esclavizar. No obstante, pronto surgieron problemas. Los Guayqueríes no estaban
interesados en aumentar el trabajo de extracción de perlas para obtener más
bienes. Esto irritó o la creciente población española y su hambre insociable de
riquezas y, a ojos de los colonizadores, sólo dejaba uno solución: esclavizar a
los indígenas. Cualquier aborigen que se resistiera a la soberanía española o
que fuera considerado caníbal o Caribe (esto es, hostil) podía ser esclavizado.
Entre 1526 y 1532, el período más
productivo de la explotación perlífera, ingresaron
legalmente a Cubagua 109 esclavos negros.
Aspectos Legales. Primeras Ordenanzas
Las ordenanzas
señaladas a continuación son las primeras leyes que regían la vida de los
pobladores de la Ciudad de Nueva Cádiz, en la Isla de Cubagua. La importancia
histórica de estos preceptos reales radica en que fueron las primeras
propuestas legales creadas para el continente suramericano y para lo que más
tarde conoceríamos como Venezuela.
ORDENANZAS PARA LA ISLA DE CUBAGUA.
Dadas en la Ciudad de Burgos por Carlos I, el 13 de Diciembre de 1527.
ORDENANZAS PARA LA ISLA DE CUBAGUA.
Firmados por la reina en Madrid, e 30 de Diciembre de 1532, como ampliación de
las dadas en 1527.
ORDENANZAS DE LA NUEVA CIUDAD DE
CÁDIZ, hechas por el Cabildo de la Ciudad. Aprobados en la reunión del 05 de
Enero de 1537. Confirmados por la Corona en Vallodolid, el 26 de Enero de 1538.
Nueva Cádiz: El trazado de la ciudad
La ciudad estaba ubicada
en el sector sureste de la isla de Cubagua. Su planta tenía forma de L, y las
cosas y construcciones estaban organizados en cuadros rectangulares. El aspecto
general de Nueva Cádiz era más parecido al de tos pueblos del norte de África y
el Mediterráneo que al de los pueblos coloniales que se construyeron después en
Venezuela. No hay que olvidar la gran influencio árabe en la arquitectura
española temprana.
Las construcciones
más grandes y elaboradas estaban ubicadas frente al mar, en donde los vientos
alisios tienen mayor efecto refrescante. Detrás de estas construcciones y lejos
de la orilla, parecen haber estado situadas las viviendas de los esclavos
negros e indígenas.
Al norte y sur de la
ciudad había dos grandes hornos para la elaboración de la cal, cuyo materia prima
ero el cirial (madrépora). Esta materia prima se conseguía en abundancia en las
terrazas submarinas, poco profundas, del extremo oriental de la isla. La
calidad de la cal era muy buena y se sabe qué hace pocos años los holandeses de
las Antillas de Sotavento instalaron esta industria en La Tortuga y en otras
islas venezolanas. La carencia de leña y quizás la disminución del cirial impidió
a los españoles utilizar el calicanto, su técnica tradicional de cal y piedra,
a la que agregaban algunos ladrillos.
En Nueva Cádiz los
ladrillos son escasos y algunos presentan una perforación semiesférica que sirve
de base al eje de rotación de las ventanas de las casas. El diámetro de esta perforación
oscila entre 5 y 8 centímetros, lo cual demuestra la solidez de cada ventana. Para
la base de las puertas, los españoles usaron piedras; muchas de éstas tienen una
perforación de más de 10 centímetros de diámetro.
Las excavaciones
pusieron al descubierto artefactos españoles y cerámica indígena de estilos
procedentes de varias áreas del Caribe. Existen pruebas de que estos indígenas
pronto abandonaron los estilos antillanos y desarrollaron una forma nueva de
cerámica local que se ha denominado estilo Nueva Cádiz. Este estilo aún existe
como cerámica rural en el pueblo de Manicuare, en la Península de Araya. Se
trata, por supuesto, de una de las tantas contribuciones que los indígenas han
hecho a la cultura moderna de Venezuela.
Las edificaciones
En el sector de la
villa ocupado por los europeos, las casas, así como otras construcciones importantes,
tenían paredes con bases de piedra sin cortar o ladrillos, y paredes de piedra
o bahareque. Las piedras, obtenidas en la parte central de la isla, se unían
entre sí con tierra, y las superficies de las paredes se recubrían con cal
obtenida de corales molidos. La mayoría de los pisos eran de tierra apisonada, mientras
que los techos eran planos y estaban hechos de caño y recubiertos con barro.
Además de las casas particulares, las excavaciones arqueológicas revelaron la
existencia de una iglesia, un convento y una ermita.
Las casas típicas
de Nueva Cádiz tenían una puerta al frente, y cuatro habitaciones, distribuidas
así: la sala y un dormitorio en la parte delantera, y una bodega y la cocina en
la parte posterior, seguidas por un palio cerrado relativamente pequeño. Se ha
sugerido que en estos patios puedan haber vivido los esclavos y sirvientes de
adentro. Ciertas casas tenían escaleras que llevaban a un segundo piso, y en
nichos paredes se encontraron nichos que probablemente eran utilizados como
alacenas o armarios. En el centro de las cocinas se encontraba un fogón de
mampostería con forma rectangular que se elevaba unos 50 cms sobre el nivel del
suelo.
No todas las casas
de Nueva Cádiz fueron construidas de piedra. También hay casas con bases de
piedra, espacios vacíos, en los cuales hubo casas humildes con techos de paja y
paredes de bahareque, cuyos restos no han resistido la acción destructora del
tiempo.
De momento, es difícil
afirmar con certeza quién habitaba estas casas. Dos de ellas, según se deduce
por detalles como la disposición de sus piezas y cuentas aritméticas dibujadas
sobre el revestimiento de cal de las paredes, debieron pertenecer a
comerciantes.
En el umbral de una
de las habitaciones, Cruxent encontró una vasija con perlas en muy mal estado.
La costumbre española de enterrar las cosas a un poso de a puerta es bien
conocida, y desde luego bien pensada, pues la persona que entra con la
intención de excavar debe pararse precisamente en este punto secreto; de esa
manera buscará inútilmente en el resto de la habitación.
Cerca de la playa
se elevaba el Ayuntamiento, cuyos restos de muros dejan ver la importancia del
edificio. El edificio contaba con una torre, dos celdas con puertas estrechas
para presos. En este recinto se encontró un sello real en cerámica para lacrar
documentos oficiales y que representa en negativo la efigie de los Reyes
Católicos, Algunas habitaciones presentan vestigios de incendio.
Por no haberse
excavado, es muy poco lo que sabe de las viviendas de los habitantes más
humildes de Nueva Cádiz. Las viviendas de los esclavos negros e indígenas
parecen haber sido construidos con materiales perecederos.
El fin de Nueva Cádiz
La mayoría de los
historiadores ha atribuido el fin de Nueva Cádiz a fenómenos naturales. En
realidad la desaparición de Nueva Cádiz fue un proceso lento, ocasionado por la
destrucción de los ostrales y el agotamiento de las madreperlas. El primer caso
en América de sobreexplotación de un recurso natural ocurrió en los placeres
perlíferos de Cubagua. La explotación de las perlas era una empresa insostenible
desde el principio, debido a la intensidad de las cosechas y a lo costoso de
mantener la colonia.
Además, desde el
punto de vista arqueológico, las características de los muros, los hallazgos
del subsuelo y muchos otros detalles, indican que Nuevo Cádiz no desapareció
por destrucción violenta. Es cierto que Cubagua fue azotada por fenómenos
geológicos y climáticos en 1541 y 1543, pero aún después vivía gente allí y
también llegaban barcos a la ciudad. Fue necesario esperar un tiempo antes de
que las autoridades permitieran o los vecinos de la ¡s a dispersarse hacia Margarita,
Coche y especialmente al Cabo de La Vela, el cual en un momento dado se
convirtió en una prolongación de Nueva Cádiz.
El fin de las perlas
A esto hay que
agregar la biología de los competidores naturales de la madreperla «Pinctata
Imbricata», tales como la pepitona «Arca zebra», que ocupa aquellos nichos
ecológicos vacíos por la explotación de las madreperlas e impidió así la recuperación
de los ostrales. Estudios biológicos realizados durante los años 60 del siglo
XX indicaron que casi todos los bancos de «Pinctacta imbricata» estaban
completamente destruidos. De hecho, aunque la explotación de perlas disminuyó sensiblemente
durante los siguientes siglos, los ostrales jamás se recuperaron.
Bibliografía
-IPC (Instituto del Patrimonio Cultural de Venezuela),
s/f.
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