Nueva Ciudad de Cádiz, Cubagua

Primera de Suramérica con título. 12 de septiembre de 1528.

domingo, 10 de agosto de 2014

Exposición - PERLAS DE CUBAGUA -

Perlas de Cubagua

 La muestra se desarrolla a partir de la creación de diversos espacios museográficos distribuidos a lo largo del área patrimonial del Museo Nueva Cádiz de La Asunción. Bajo el título Cubagua: Huellas del Pasado, se presenta lo ubicación geográfica, los aspectos ecológicos y geológicos de la isla, destacando dos componentes muy significativos: La riqueza geológica y paleontológica, así como los elementos más referenciales de lo primera   exploración petrolera sucedida en la isla. Por otra parte, a través de Las Perlas de Cubagua, se hace un paseo por la historia de la conformación de lo ciudad de Nueva Cádiz. Esta muestra ofrece valiosa información sobre la importancia de las perlas como un recurso de amplia demanda y de gran influencia en la historia socioeconómica de la Venezuela colonial. El recorrido culmina con los momentos finales de Nuevo Cádiz y su desaparición.

La riqueza cultural de Cubagua y de todo el estado Nueva Esparta también se muestra en los espacios externos del Museo de Nueva Cádiz, en los que se puede conocer información general sobre la historia colonial y republicana, lo arquitectura de sus ciudades, los creadoras y creadores de cada uno de sus pueblos; así como sus creencias, su música, bailes y tradiciones.

Quizás uno de los elementos más atractivos de la muestra está en la exhibición de diferentes piezas arqueológicas provenientes de las ruinas de la ciudad de Nueva Cádiz, y que son el resultado de las excavaciones realizados por el profesor José María Cruxent, en la década de los años 50 del pasado siglo. Entre éstos destacan: dos escudos, el del convento y el del ayuntamiento de la ciudad; una columna de piedra arenisca; dos gárgolas pertenecientes al Convento de Santo Francisco; así como sellos, hebillas, monedas, clavos, vasijas y piezas de cerámica. Es importante destacar que la exhibición de estas piezas en Nueva Esparta trasciende del hecho museográfico para convertirse en un fenómeno social y cultural extraordinario en el que el retorno de cada uno de estos bienes o su lugar de origen, es expresión de una gestión en la que los valores culturales y más importante, las necesidades y expectativas de los pueblos, son legítimamente respetados y valorados.



Gárgola
Material: Piedra Caliza. Circa primera, mitad del S. XVI.
Medidas: 83x24x28 cm
Colección IVIC

Escudo de las cinco llagas del Convento de San Francisco
Material: Piedra arenisca. Circa primera mitad del S. XVI.
Medidas: 63 x 30 x 34 cm
Colección del IVIC

Columna
Material: Piedra arenisca. Circa primera mitad del S. XVI.
Medidas: 135,5 x 23 x 20,5 cm
Colección IVIC



Los Valores Naturales de Cubagua

La isla de Cubagua se encuentra situada entre la Península de Araya y la Isla de Margarita. Posee uno superficie de 24 Km2. Pasó a formar parte del estado Nueva Esparta a partir del 28 de enero de 1948 y pertenece al municipio Tubores. Tiene una temperatura promedio anual de 27° C, una humedad relativa anual de 70%, los vientos predominantes vienen del Noreste y el promedio anual de lluvia es de 250 milímetros. Cubagua, se formó a través de un levantamiento marino impulsado por fallas tectónicas. Por ello, todos los sedimentos de la isla son de origen marino, encontrándose fácilmente fósiles bien conservados.


Desde el punto de vista geológico, Cubagua es una formación física ideal para diversos estudios, entre los que destacan la geomorfología, la petrología, la estratigrafía y la hidrología. Los suelos de la isla entran en la clasificación de suelos áridos y semi áridos. El clima es árido-cálido. Las condiciones climáticas hacen difícil la presencia de riachuelos o cauces naturales de agua permanentes, sin embargo, existen algunas quebradas.

La fauna es diversa. Dentro de ella destaca una gran variedad de aves marinas tales como pelícanos, cotúas y gaviotas. Dentro de las no marinas se encuentran especies como chulingas, azulejos, veladores, pericos comunes y pericos cara sucia. Las especies marinas están representadas por caracoles, ostras perla; erizos; estrellas y lochas de mar; crustáceos como langostas y camarones; así como peces como, corocoro, jurel, pargo, picúa y cazón. También se encuentran mamíferos como delfines y ballenas. Hay comunidades de corales en las aguas cercanas a Punta Charagato, Punta Yirú, y desde Punta Gorda hasta el Faro de Punta Brasil. Lamentablemente, la fauna terrestre como por ejemplo los conejos, ha sido diezmada por los cazadores.

La isla cuenta con una vegetación xerófila litoral, donde las formaciones herbáceas protegen la zona de las dunas. Se encuentran hierbas como el melón de monte o pitihués, tuatua y algunos mangles negros; así como también el guayacán, el taparo, el maguey, la bretónica y el olivo.


Huellas del pasado

El testimonio cultural de Cubagua se remonta a varios miles de años atrás, cuando antiguos grupos indígenas desarrollaron prácticas económicas y tecnológicas de gran significación histórica y cultural, que hoy podemos reconocer a partir del estudio de las evidencias arqueológicas, tales como hachas líticas, gubias de concha para tallar madera, metates y manos de moler, cerámica pintada, apéndices, entre otros. También son importantes las evidencias del pasado más reciente, resultantes de las actividades de exploración y explotación petrolera desarrolladas en la isla durante los inicios del siglo XX.

Avistada el 14 de agosto de 1498 por Cristóbal Colón, Cubagua fue colonizada por los españoles para explotar su riqueza perlífera. Los españoles no controlaron Las Costas de las Perlas (en lo que hoy es el estado Sucre) y la Isla de Cubagua hasta que construyeron en 1523 una fortaleza en lo desembocadura del rio Manzanares para controlar a los indígenas y recursos naturales locales. Aquí comenzó la fase más productiva de Cubagua. La isla tuvo una administración independiente de la isla Española, y además tuvo jurisdicción sobre Margarita y la costa de Cumaná. La colonia creció hasta convertirse en ciudad de Nueva Cádiz en 1528. Fue lo primera ciudad de Venezuela y Suramérica, y el lugar donde comenzó el ordenamiento del futuro territorio venezolano.

Entre 1499 y 1519, tuvieron lugar los llamados «los viajes menores o andaluces», capitulados por la corona con otros exploradores. En el primero de estos participó Américo Vespucio, quien fue el primer europeo en proponer que las tierras las que Colón había llegado no eran en realidad parte de Asia, sino de un continente desconocido para Europa. En las Indias anexadas al reino de Castilla, se instauraron los sistemas administrativos tradicionales del reino castellano. Desde 1502, la Corona fue estableciendo gobernadores, que desde las Antillas enviaban expediciones de conquista al continente.



En 1503 se instituyó en Sevilla la Casa de Contratación, para controlar el comercio con América, impidiendo que cualquier otro puerto de España pudiese hacerlo. En 1510 se creó la Audiencia en Santo Domingo. En 1524 se creó el Consejo de Indias para la administración de los nuevos territorios.

Los reyes consiguieron el Patronato de Indias —concedido por el Papa  que les permitió controlar la Iglesia americana. Se Instauraron además las encomiendas para evangelizar a los indígenas. Según avanzaba la conquista, los españoles fueron creando ciudades habitadas por colonos, con su Cabildo (municipio), y consejo (asamblea de los colonos) gobernado por un Alcalde Mayor. Cubagua es uno de los ejemplos más tempranos en América de esta estructura Jurídico-administrativa.

Es a través de las perlas que los españoles establecieron el inicio de la exportación comercial entre el resto de América y Europa. Pero también, desde su descubrimiento, las perlas del oriente de Venezuela provocaron la explotación y esclavitud para los indígenas. La explotación de este recurso natural causó tantos sufrimientos y tragedias a la población nativa, que las autoridades coloniales se vieron forzadas a dictar las primeras leyes de protección a los indios.

La pesca de perlas en Cubagua se llevó a cabo con esclavos indios, negros, y también con algunos "blancos". Inicialmente los indígenas que se trajeron a Cubagua eran Lucayos procedentes de las Bahamas. En 1495 los colonizadores españoles fundaron el primer asentamiento en el archipiélago de las Bahamas, que sirvió como punto de concentración de los indios lucayos esclavizados y posteriormente enviados hacia La Española y otros destinos, incluyendo a Cubagua. Pronto fueron sustituidos por los habitantes de la Costa de las Perlas y otros lugares del Oriente de Venezuela.

Por ejemplo, al principio los españoles se limitaron a comerciar con los indígenas de Margarita, los Guayqueríes. Los indígenas intercambiaban perlas por ropa de lino, pan, armas de fuego, aguardiente, objetos de metal, y otros bienes europeos. Los españoles los protegían de las incursiones de los Caribe y de otros españoles que los querían esclavizar. No obstante, pronto surgieron problemas. Los Guayqueríes no estaban interesados en aumentar el trabajo de extracción de perlas para obtener más bienes. Esto irritó o la creciente población española y su hambre insociable de riquezas y, a ojos de los colonizadores, sólo dejaba uno solución: esclavizar a los indígenas. Cualquier aborigen que se resistiera a la soberanía española o que fuera considerado caníbal o Caribe (esto es, hostil) podía ser esclavizado.

Entre 1526 y 1532, el período más productivo de la explotación perlífera, ingresaron legalmente a Cubagua 109 esclavos negros.


Aspectos Legales. Primeras Ordenanzas

 Las ordenanzas señaladas a continuación son las primeras leyes que regían la vida de los pobladores de la Ciudad de Nueva Cádiz, en la Isla de Cubagua. La importancia histórica de estos preceptos reales radica en que fueron las primeras propuestas legales creadas para el continente suramericano y para lo que más tarde conoceríamos como Venezuela.

ORDENANZAS PARA LA ISLA DE CUBAGUA. Dadas en la Ciudad de Burgos por Carlos I, el 13 de Diciembre de 1527.

ORDENANZAS PARA LA ISLA DE CUBAGUA. Firmados por la reina en Madrid, e 30 de Diciembre de 1532, como ampliación de las dadas en 1527.

ORDENANZAS DE LA NUEVA CIUDAD DE CÁDIZ, hechas por el Cabildo de la Ciudad. Aprobados en la reunión del 05 de Enero de 1537. Confirmados por la Corona en Vallodolid, el 26 de Enero de 1538.

Nueva Cádiz: El trazado de la ciudad

La ciudad estaba ubicada en el sector sureste de la isla de Cubagua. Su planta tenía forma de L, y las cosas y construcciones estaban organizados en cuadros rectangulares. El aspecto general de Nueva Cádiz era más parecido al de tos pueblos del norte de África y el Mediterráneo que al de los pueblos coloniales que se construyeron después en Venezuela. No hay que olvidar la gran influencio árabe en la arquitectura española temprana.



Las construcciones más grandes y elaboradas estaban ubicadas frente al mar, en donde los vientos alisios tienen mayor efecto refrescante. Detrás de estas construcciones y lejos de la orilla, parecen haber estado situadas las viviendas de los esclavos negros e indígenas.

Al norte y sur de la ciudad había dos grandes hornos para la elaboración de la cal, cuyo materia prima ero el cirial (madrépora). Esta materia prima se conseguía en abundancia en las terrazas submarinas, poco profundas, del extremo oriental de la isla. La calidad de la cal era muy buena y se sabe qué hace pocos años los holandeses de las Antillas de Sotavento instalaron esta industria en La Tortuga y en otras islas venezolanas. La carencia de leña y quizás la disminución del cirial impidió a los españoles utilizar el calicanto, su técnica tradicional de cal y piedra, a la que agregaban algunos ladrillos.

En Nueva Cádiz los ladrillos son escasos y algunos presentan una perforación semiesférica que sirve de base al eje de rotación de las ventanas de las casas. El diámetro de esta perforación oscila entre 5 y 8 centímetros, lo cual demuestra la solidez de cada ventana. Para la base de las puertas, los españoles usaron piedras; muchas de éstas tienen una perforación de más de 10 centímetros de diámetro.

Las excavaciones pusieron al descubierto artefactos españoles y cerámica indígena de estilos procedentes de varias áreas del Caribe. Existen pruebas de que estos indígenas pronto abandonaron los estilos antillanos y desarrollaron una forma nueva de cerámica local que se ha denominado estilo Nueva Cádiz. Este estilo aún existe como cerámica rural en el pueblo de Manicuare, en la Península de Araya. Se trata, por supuesto, de una de las tantas contribuciones que los indígenas han hecho a la cultura moderna de Venezuela.


Las edificaciones

En el sector de la villa ocupado por los europeos, las casas, así como otras construcciones importantes, tenían paredes con bases de piedra sin cortar o ladrillos, y paredes de piedra o bahareque. Las piedras, obtenidas en la parte central de la isla, se unían entre sí con tierra, y las superficies de las paredes se recubrían con cal obtenida de corales molidos. La mayoría de los pisos eran de tierra apisonada, mientras que los techos eran planos y estaban hechos de caño y recubiertos con barro. Además de las casas particulares, las excavaciones arqueológicas revelaron la existencia de una iglesia, un convento y una ermita.


Las casas típicas de Nueva Cádiz tenían una puerta al frente, y cuatro habitaciones, distribuidas así: la sala y un dormitorio en la parte delantera, y una bodega y la cocina en la parte posterior, seguidas por un palio cerrado relativamente pequeño. Se ha sugerido que en estos patios puedan haber vivido los esclavos y sirvientes de adentro. Ciertas casas tenían escaleras que llevaban a un segundo piso, y en nichos paredes se encontraron nichos que probablemente eran utilizados como alacenas o armarios. En el centro de las cocinas se encontraba un fogón de mampostería con forma rectangular que se elevaba unos 50 cms sobre el nivel del suelo.

 No todas las casas de Nueva Cádiz fueron construidas de piedra. También hay casas con bases de piedra, espacios vacíos, en los cuales hubo casas humildes con techos de paja y paredes de bahareque, cuyos restos no han resistido la acción destructora del tiempo.

De momento, es difícil afirmar con certeza quién habitaba estas casas. Dos de ellas, según se deduce por detalles como la disposición de sus piezas y cuentas aritméticas dibujadas sobre el revestimiento de cal de las paredes, debieron pertenecer a comerciantes.

En el umbral de una de las habitaciones, Cruxent encontró una vasija con perlas en muy mal estado. La costumbre española de enterrar las cosas a un poso de a puerta es bien conocida, y desde luego bien pensada, pues la persona que entra con la intención de excavar debe pararse precisamente en este punto secreto; de esa manera buscará inútilmente en el resto de la habitación.

Cerca de la playa se elevaba el Ayuntamiento, cuyos restos de muros dejan ver la importancia del edificio. El edificio contaba con una torre, dos celdas con puertas estrechas para presos. En este recinto se encontró un sello real en cerámica para lacrar documentos oficiales y que representa en negativo la efigie de los Reyes Católicos, Algunas habitaciones presentan vestigios de incendio.

Por no haberse excavado, es muy poco lo que sabe de las viviendas de los habitantes más humildes de Nueva Cádiz. Las viviendas de los esclavos negros e indígenas parecen haber sido construidos con materiales perecederos.


El fin de Nueva Cádiz

 La mayoría de los historiadores ha atribuido el fin de Nueva Cádiz a fenómenos naturales. En realidad la desaparición de Nueva Cádiz fue un proceso lento, ocasionado por la destrucción de los ostrales y el agotamiento de las madreperlas. El primer caso en América de sobreexplotación de un recurso natural ocurrió en los placeres perlíferos de Cubagua. La explotación de las perlas era una empresa insostenible desde el principio, debido a la intensidad de las cosechas y a lo costoso de mantener la colonia.

Además, desde el punto de vista arqueológico, las características de los muros, los hallazgos del subsuelo y muchos otros detalles, indican que Nuevo Cádiz no desapareció por destrucción violenta. Es cierto que Cubagua fue azotada por fenómenos geológicos y climáticos en 1541 y 1543, pero aún después vivía gente allí y también llegaban barcos a la ciudad. Fue necesario esperar un tiempo antes de que las autoridades permitieran o los vecinos de la ¡s a dispersarse hacia Margarita, Coche y especialmente al Cabo de La Vela, el cual en un momento dado se convirtió en una prolongación de Nueva Cádiz.


El fin de las perlas

Los ecosistemas cuentan con mecanismos para equilibrar su desarrollo y funcionamiento en condiciones naturales. En ellos se pueden encontrar diferentes poblaciones que regulan su desarrollo e influencia en función de las demás y de los recursos y condiciones ambientales. Pero la velocidad con la que el hombre explota los recursos naturales supera en la mayoría de los casos el ritmo con el que éstos se regeneran, ocasionando un deterioro creciente. Aunque se ha acelerado en los últimos años, este proceso es resultado de la expansión global de Europa que comenzó en el siglo XVI. El primer caso en América de sobre-explotación de un recurso natural ocurrió en los placeres perlíferos de Cubagua. Hacia 1531 la ciudad alcanzó unos 1.000 habitantes, y la reducción en la producción de perlas, que había venido decayendo desde temprano, se hizo más agudo. Los españoles trataron de tomar medidas como limitar el número de personas por bote pesquero, el número de horas dedicadas a la pesca, la profundidad a la que podía llegarse y la rotación de las áreas de pesca. Todo fue en vano.



A esto hay que agregar la biología de los competidores naturales de la madreperla «Pinctata Imbricata», tales como la pepitona «Arca zebra», que ocupa aquellos nichos ecológicos vacíos por la explotación de las madreperlas e impidió así la recuperación de los ostrales. Estudios biológicos realizados durante los años 60 del siglo XX indicaron que casi todos los bancos de «Pinctacta imbricata» estaban completamente destruidos. De hecho, aunque la explotación de perlas disminuyó sensiblemente durante los siguientes siglos, los ostrales jamás se recuperaron.


Bibliografía

-IPC (Instituto del Patrimonio Cultural de Venezuela), s/f. 

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