Nueva Ciudad de Cádiz, Cubagua

Primera de Suramérica con título. 12 de septiembre de 1528.

MUSEO NUEVA CÁDIZ

El edificio que hoy sirve de sede al Museo Nueva Cádiz fue construido entre los años 1609 y 1612, por el gobernador de Margarita para entonces, Don Bernardo de Vargas Machuca, y tenía dos finalidades: la planta baja se dedicó a la cárcel púbica y la planta alta se dedicó al cabildo o al ayuntamiento.

JARDÍN DEL MUSEO NUEVA CÁDIZ

En él se hallan una amplia variedad de árboles ornamentales y frutales. Entre ellos el denominado “Pandano” una planta tropical con el tronco ramificado y curvado que puede alcanzar varios metros de altura.

LAS PERLAS DE CUBAGUA

La isla de Cubagua que conforma junto con las de Margarita y Coche el estado Nueva Esparta de Venezuela, fue el primer asentamiento español en suelo venezolano y su existencia inicial se debió fundamentalmente a la extracción de las perlas que abundaban en sus aguas y que desaparecieron debido a su explotación irracional.

RUINAS DE LA CIUDAD DE NUEVA CÁDIZ

Nueva Cádiz fue la primera ciudad española de Sur América, organizada en 1526 como Villa de Santiago y luego en 1528 obtuvo formalmente el título de ciudad de Nueva Cádiz. Allí se ejerció una explotación perlífera inmisericorde que les permitió a los conquistadores construir una ciudad relativamente grande, con dos iglesias, otros edificios públicos y de habitación.

ESCULTURAS DE JESÚS CRISTO

Esculturas que reflejan la vida y obra de Jesús Cristo de autoría anónima. “Humildad y Paciencia” y “Jesús atado a la Columna”. Fueron usadas en la Semana Santa de la ciudad de La Asunción.

martes, 12 de agosto de 2014

LA COMPANÍA GUIPUZCOANA

La Compañía Guipuzcoana

Fuente: encontrarte.aporrea.org, s/f. 

La Real Compañía Guipuzcoana fue una empresa comercial constituida el 25 de septiembre de 1728, con el objeto de monopolizar el comercio de la provincia de Caracas con España. Operó en Venezuela desde 1730 hasta 1785, es decir, durante más de cincuenta años del siglo XVIII; y tuvo gran influencia en el desarrollo económico, social y político de la colonia. Fue una empresa a base de acciones, cubiertas por capitalistas vascos, principalmente de la provincia de Guipúzcoa, en el norte de España. El Rey tuvo una considerable participación en el negocio, pues recibió de los empresarios 200.000 pesos en acciones. Esta circunstancia dio a la Compañía Guipuzcoana carácter oficial. De allí su denominación de Real Compañía.

Antecedentes

Antes de la Guipuzcoana otras empresas habían intervenido, a comienzos del siglo XVIII, en el comercio de las provincias venezolanas. Primero fue la Real Compañía de Guinea, empresa comercial de origen francés, que obtuvo licencia del Rey de España para vender esclavos en las colonias. Luego operó la Real Compañía Inglesa de los Mares del Sur, constituida en 1712, a raíz de la Paz de Utrecht. Esta empresa obtuvo el asiento por treinta años, durante los cuales debía abastecer de esclavos a las colonias españolas.

Pero estas empresas extranjeras, en especial la compañía inglesa, aprovechaban el asiento para hacer comercio de contrabando, en perjuicio de los intereses económicos del gobierno metropolitano. Como consecuencia, el contrabando aumentó en forma alarmante en las primeras décadas del siglo XVIII. Era preciso, pues, combatirlo y asegurar al Rey los beneficios del comercio con sus colonias. Estas circunstancias determinaron la creación de la Real Compañía Guipuzcoana, cuyas bases, establecidas en el contrato de 1728, fueron las siguientes:

-El Rey concedía a la empresa el monopolio comercial con la provincia de Caracas. En tal virtud, era la única que podía vender en la provincia toda clase de mercancías importadas; así como también comprar los frutos del país y llevarlos a España en las cantidades necesarias al consumo de la metrópoli. Los barcos de la empresa podían salir directamente de los puertos de Guipúzcoa y llegar a La Guaira y Puerto Cabello. Una vez abastecida la provincia de Caracas, la empresa podía vender y comprar en las provincias de Cumaná, Margarita y Trinidad.

-La Guipuzcoana debía vigilar las costas y perseguir el contrabando, desde las bocas del Orinoco hasta Río Hacha. Sus barcos, debidamente armados, recorrerían las costas. Sus capitanes recibieron patentes de corso, esto es, autorización para apresar las naves contrabandistas y confiscar sus mercancías. Además, la empresa debía mantener varias embarcaciones pequeñas y quinientos hombres para el servicio de guardacostas en el litoral.

El Rey garantizó a la Guipuzcoana que ninguna otra persona o empresa recibiría permiso para intervenir en este comercio. Se declaró la protección del Rey a la empresa y se despacharon instrucciones a las autoridades coloniales para que se le dispensara toda clase de facilidades. Por último, el Gobernador de la provincia de Caracas fue nombrado Juez Conservador de la Compañía. De esta manera fue consagrado el carácter oficial de la empresa, en cuyas manos quedó el control económico de las provincias.

Actuación de la Compañía Guipuzcoana

Las operaciones de la Guipuzcoana se iniciaron a mediados de 1730, fecha en que llegaron a La Guaira los dos primeros barcos de la Compañía. Los resultados de su actividad fueron plenamente satisfactorios, y puede decirse que los, empresarios lograron los objetivos que se habían propuesto al constituir la empresa:

Primero: Aseguraron el comercio con las provincias venezolanas, que antes beneficiaba en gran parte a los contrabandistas extranjeros.
Segundo: Aseguraron el envío de frutos a España, regularizando y aumentando los embarques de cacao y tabaco, principalmente, y de esta manera pudieron rebajar los precios de dichos frutos en la Península.
Tercero: Consiguieron frenar y disminuir el contrabando, persiguiendo y hostilizando a los ingleses, holandeses y demás extranjeros que venían ejerciendo ilegalmente gran parte del comercio de la colonia.

Oposición a la Compañía Guipuzcoana

El establecimiento de la Guipuzcoana significó un cambio profundo en el sistema de comercio tradicional de las provincias venezolanas. Era la única empresa que podía vender mercancías europeas en el país, y la única también que podía comprar los frutos que se exportaban a España. De consiguiente, los precios de las mercancías importadas y de los frutos, dependían ahora de la empresa, la cual los fijaba de acuerdo a sus conveniencias, en perjuicio de los consumidores y de los productores locales. Estos no podían comprar ni vender libremente, sino a la empresa, a los precios que ésta fijaba. Además, la compañía estaba en condiciones de castigar cualquier violación. Todo esto explica la oposición que ciertos sectores coloniales hicieron a la compañía. Al principio fue una oposición sorda, legal, pacífica. Más tarde llegó a ser oposición violenta.

Oposición de los hacendados y de los mercaderes

Los primeros, que se consideraron afectados por el monopolio de la Guipuzcoana, fueron los hacendados y los mercaderes venezolanos. Y comenzaron a oponerse a través del Cabildo, organismo municipal integrado por representantes de dichos sectores. El Cabildo de Caracas se quejaba de que se hubiera establecido el monopolio sin habérsele consultado, o por lo menos dado alguna participación en un negocio de tanta importancia. Los hacendados ya no podían vender sus frutos al mejor postor, sino a la empresa; tampoco podían utilizar las naves de la compañía para enviar directamente sus frutos a España, pues la empresa se negaba a ello.

En relación con esto último surgió una larga disputa entre los hacendados y mercaderes, por una parte, y la Guipuzcoana por la otra. Los primeros querían que la compañía les permitiera utilizar una tercera parte de la capacidad de sus barcos para ellos enviar directamente sus frutos a España. Alegaban que durante muchos años fue costumbre repartir así las bodegas de los buques que llegaban a los puertos venezolanos, y que la empresa debía respetar esa costumbre. Pero la Guipuzcoana se negó repetidas veces a aceptar tal cosa, y las autoridades decidieron siempre la cuestión a favor de la empresa.

También hubo choques entre la compañía y los hacendados en relación con el comercio con México. Este comercio había estado siempre en manos de los hacendados y mercaderes venezolanos, quienes poseían sus propios barcos para este tráfico. El volumen de cacao que se exportaba a México, era, además, mayor que el que se enviaba a España. Por tales motivos, la Guipuzcoana se propuso apoderarse también del comercio con México. Pero no tuvo éxito en sus intentos, pues los hacendados y mercaderes se opusieron resueltamente y lograron que el Rey no accediera a las aspiraciones de la compañía.

Oposición de los contrabandistas

Las actividades de la Guipuzcoana afectaban directamente a los contrabandistas, sobre todo a los asentistas ingleses. Los barcos de la compañía inglesa que atracaban en los puertos venezolanos para vender esclavos, eran inspeccionados por la Guipuzcoana, que enviaba sus funcionarios a bordo, con órdenes de confiscar toda mercancía que no fuera esclavos. Esta actitud provocó las protestas de la compañía inglesa ante el gobierno español, pues consideraba que la práctica de inspeccionar sus barcos era una violación del convenio suscrito entre España e Inglaterra en 1713. Pero la Guipuzcoana continuó hostilizando a los barcos ingleses, vigilando de cerca las operaciones que realizaban en Venezuela e impidiéndoles todo intento de comercio ilegal. Esta actitud provocó la enemistad de los contrabandistas, quienes en varias oportunidades fomentaron el descontento contra la Compañía y ayudaron económica y militarmente los movimientos que se produjeron contra ella.

Oposición de otros sectores

El sector más numeroso de los pequeños agricultores y comerciantes se vio también afectado por la Compañía, pues estos grupos eran los más ligados al comercio de contrabando y la Compañía venía a entorpecerle. La empresa se hizo particularmente odiosa, porque trataba de controlar el gobierno de la colonia y ponía al frente de los cargos a elementos de su confianza.

El descontento contra la Guipuzcoana estalló en varias revueltas, entre las cuales fueron las más importantes: 1) la que encabezó Andrés López del Rosario, más conocido como "Andresote", y 2) la que acaudilló Juan Francisco de León.

La rebelión de Andresote

Ocurrió entre 1732 y 1735, en la región del río Yaracuy y las tierras vecinas hasta el mar, zona que se había convertido en centro importante del contrabando que hacían los holandeses desde Curazao. El zambo Andresote, nativo de Valencia, se convirtió en jefe de numerosos esclavos y negros libres de la región, estableció su control en aquellas tierras y protegía el contrabando con los holandeses.

El gobernador de la provincia, bajo la presión de la Guipuzcoana, envió tropas contra Andresote, para reducirlo y acabar con el contrabando en la zona. Pero Andresote mantuvo en jaque, por varios meses, a las fuerzas del gobierno y destruyó en repetidas oportunidades las tropas enviadas contra él. En 1734, destruyó casi en su totalidad una fuerza de más de 300 soldados enviados para combatirlo. El gobierno se vio en la necesidad de organizar una expedición más numerosa, de 1.500 hombres, y después de varios meses consiguieron disolver las partidas de Andresote y apresar numerosos partidarios suyos, principalmente indios, mulatos, negros, muchos de los cuales fueron condenados a pena de muerte. No pudieron, en cambio, apoderarse de Andresote, quien gracias a la ayuda de los contrabandistas, pudo escapar a Curazao.

La rebelión de Andresote logró mantenerse tanto tiempo, gracias al apoyo que recibió de numerosos sectores enemigos de la Guipuzcoana. En primer lugar, los pueblos vecinos, cuyos habitantes colaboraban con los alzados, dándoles provisiones e informándolos a tiempo de los movimientos de las tropas del gobierno. En segundo lugar, los hacendados de la región, muchos de los cuales aparecieron comprometidos, pues tenían interés en hacer fracasar a la Guipuzcoana en su intento de controlar el comercio. En tercer lugar, los contrabandistas, quienes habían actuado hasta entonces con gran libertad en la zona y ahora tenían que enfrentarse a la empresa que se constituía para combatirlos. Los contrabandistas proporcionaron a Andresote y sus hombres armas, municiones y pertrechos para que lucharan contra el gobierno.

La rebelión de Juan Francisco de León

Origen de la revuelta: La rebelión de Juan Francisco de León contra la Guipuzcoana se produjo entre 1749 y 1752, en los valles de Panaquire y Caucagua (Barlovento), y de allí se extendió a los valles de Tuy, y otras regiones de la provincia de Caracas. El canario Juan Francisco de León era Teniente Cabo de Guerra y Juez de Comisos de Panaquire. El factor de la Guipuzcoana denunció ante el gobernador Luis Francisco Castellanos, el hecho de que en los valles de Panaquire y Caucagua, importante zona cocotera, se estaba practicando descaradamente el contrabando con los holandeses.

En virtud de la denuncia, el gobernador designó a uno de los empleados de la Compañía para sustituir a León; pero éste se negó a entregarle el cargo y, por el contrario, le ordenó salir de Panaquire. Enterado el gobernador del incidente, ordenó a León reconocer al nuevo funcionario; pero el isleño contestó que no entregaría el cargo a ningún empleado de la Guipuzcoana. De esa manera se inició la revuelta contra la Compañía.

Desarrollo de la revuelta: Alrededor de León se fueron uniendo numerosos vecinos de la región, quienes lo instaban a mantener su posición y a protestar contra la Guipuzcoana. Alentado por este apoyo, León se dirigió a Caracas, seguido por centenares de personas que se le sumaron en los pueblos por donde pasaba, para plantear directamente al gobernador las quejas contra el monopolio vasco.

El 20 de abril de 1749, León entró con su gente a Caracas, y públicamente se entrevistó con el gobernador. Le expuso el descontento de los vecinos y le pidió la expulsión de la Compañía. Varios escritos de protesta presentó León al gobernador, y solicitó además la reunión del Cabildo y de los vecinos más notables de la ciudad, para que libremente dijeran si la Compañía había sido beneficiosa o perjudicial en los dieciocho años que llevaba en el país. Con esta convocatoria, León trataba de comprometer públicamente a los sectores que hasta entonces lo venían apoyando, darle más fuerza a sus demandas, y, sobre todo, presentar el movimiento como resultado de la aspiración justa de los vecinos y no como acto de rebeldía individual de su parte.

La junta general de los vecinos fue convocada. Asistieron los miembros del Cabildo y un numeroso grupo de terratenientes, dueños de haciendas. Esta junta general acordó lo siguiente:

-La Compañía era responsable de la escasez y elevado precio de los artículos de importación.

-La Compañía era responsable de haber rebajado los precios de los frutos, principalmente del cacao, cuyo precio, en los años de actuación de la empresa, había caído de 20 a 8 pesos la fanega. Estos cargos contra la Compañía significaban que su actuación había sido perjudicial a los intereses de la provincia, y, en consecuencia, se pedía su expulsión.

No sólo Juan Francisco de León pedía la expulsión de la empresa. También se pronunciaban contra ella el Cabildo, la nobleza, el claustro universitario y los más diversos sectores de la sociedad colonial. Ante esta situación, el gobernador optó por declarar la expulsión de la Compañía; pero al mismo tiempo, incapaz de enfrentar los hechos, huyó a La Guaira y se llevó consigo a otros funcionarios. Este comportamiento del gobernador dio origen a una larga disputa entre él y el Cabildo de Caracas. Ambas partes se achacaban responsabilidad en los disturbios ocurridos, y enviaban emisarios con la versión de los hechos, a las autoridades coloniales de Las Antillas y de España.

Después de varios meses, el Rey destituyó al Gobernador Castellanos y nombró en su lugar a Julián de Arriaga, quien llegó a La Guaira a fines de 1749, con el encargo de resolver el problema suscitado en la provincia.

Actuación del Gobernador Arriaga: El nuevo gobernador comprendió que la protesta contra la Compañía era unánime y no convenía tomar medidas drásticas para castigar a los comprometidos en los sucesos. Ofreció, pues, perdonar a quienes habían participado en los hechos. Al mismo tiempo, restableció la Guipuzcoana por vía de prueba, por seis meses, y nombró factor de la empresa a una persona no vasca. Pero la agitación continuaba y la gente mantenía su demanda de expulsión de la Guipuzcoana. El Gobernador Arriaga se dio cuenta de que no podía controlar mucho tiempo esta situación y solicitó ser reemplazado El Rey envió un nuevo Gobernador en 1751, Felipe Ricardos, quien llegó a Venezuela con 600 hombres armados. Traía instrucciones precisas para apresar a Juan Francisco de León y sus principales colaboradores, y reprimir todo intento de continuar las protestas contra la Guipuzcoana.

Asimismo, sus instrucciones le ordenaban restablecer la Guipuzcoana, reducida a las bases del contrato de 1728.

Fin de la revuelta: Al saber la llegada de Ricardos y su propósito de restablecer la Compañía, León comenzó de nuevo a movilizar sus gentes para marchar a Caracas y reclamar una vez más la expulsión de los vizcaínos. Pero el Gobernador Ricardos actuó con gran energía. Solicitó refuerzos a Cumaná y La Habana y movilizó sus tropas contra León, a quien declaró rebelde y traidor al Rey.
León evitó el encuentro con las tropas de Ricardos. Seguido de sus principales partidarios, huyó a los llanos y durante dos meses se mantuvo acosado por las tropas del gobernador. Entre tanto, Ricardos había detenido a un buen número de partidarios de la revuelta y embargado sus bienes. Sin ánimo de luchar contra el gobierno y con sus gentes dispersas y amedrentadas, Juan Francisco de León y su hijo Nicolás se entregaron a las autoridades de Panaquire. Trasladado a Caracas, rindió declaraciones y fue remitido a España, junto con los principales comprometidos en la revuelta.

Por auto del Gobernador Ricardos se dispuso en el juicio: "Que Juan Francisco de León sea remitido a España... con testimonio de su confesión para agregar a su causa, para que Su Majestad se sirva de resolver lo que fuera de su real agrado... Además de remitir a Juan Francisco de León, su hijo y a otros reos, para que el Rey les aplique el condigno castigo, dispone que se derribe y siembre de sal la casa que el primero tenía en esta ciudad..."

Consecuencias de la revuelta

Con la prisión de Juan Francisco de León terminó de hecho este movimiento que mantuvo por más de dos años agitada la provincia de Caracas, y dio origen a acontecimientos políticos muy importantes para la vida de la colonia. Sin embargo, este movimiento, aun cuando fracasó en sus propósitos, tuvo importantes consecuencias:

Primero: Las autoridades acogieron las acusaciones formuladas contra la Guipuzcoana durante la revuelta, y tomaron medidas para corregirlas.
Segundo: Se creó una junta de precios, formada por el gobernador, un representante del Cabildo y otro de la Compañía, para fijar los precios del cacao.
Tercero: Se aseguró a los hacendados y cosecheros un sexto de la capacidad de los barcos de la compañía para que remitieran por su cuenta frutos a España.
Cuarto: Se garantizó a los cosecheros y mercaderes criollos el derecho de seguir comerciando con México y se le negó a la Compañía participar en este comercio.
Quinto: Después de la revuelta mejoraron los precios, del cacao y la compañía incremento sus exportaciones a España.
Sexto: Se permitió a los hacendados y mercaderes criollos adquirir acciones de la Compañía, y de esa manera, tener participación en los beneficios de la empresa.

No hay duda de que esta última consecuencia fue la más importante. Los nobles criollos, que habían luchado contra la Compañía y habían apoyado e incitado a León en su revuelta, eran ahora los que obtenían los beneficios de aquel movimiento. Teniendo de su parte a los nobles terratenientes que ahora eran accionistas suyos, la Guipuzcoana no tuvo ya más problemas serios. Esto explica, en cierto modo, la tranquilidad y la paz en que opera la Compañía en los siguientes treinta y cinco años de permanencia en Venezuela.


BIBLIOGRAFÍA


-Efemérides venezolanas (s/f). “La Compañía Guipuzcoana”.  [En línea]. Disponible en: http://www.efemeridesvenezolanas.com/sec/his/id/484/?show=1

BREVE HISTORIA DE LA ASUNCIÓN

Breve historia de La Asunción


Fuente: IPC, 2004-2006. 

Nueva Esparta fue descubierta el 15 de agosto de 1498 durante el tercer viaje de Cristóbal Colón. Aquel día de agosto Colón divisó tres islas, dos de ellas pequeñas, bajas y áridas —las actuales Coche y Cubagua—, separadas por un canal de una tercera más grande, cubierta de vegetación y poblada de indígenas guaiqueríes que la llamaban Paraguachoa, vocablo que al parecer para algunos significa peces en abundancia, sin embargo para otras personas quiere decir gente de mar. La isla grande fue bautizada con el nombre de La Asunción, por haber sido descubierta en la fecha religiosa de la Virgen que lleva ese nombre. No obstante en el año 1499 fue rebautizada con el nombre de La Margarita, palabra latina que significa perla, debido a la abundancia de éstas que rodeaban sus costas. Desde entonces conserva el nombre.

La ciudad de La Asunción es la capital del estado Nueva Esparta y se encuentra entre el singular contraste del puerto y la ciudad de Porlamar, llamada por muchos su hermana mayor. Limita al norte con el municipio Antolín del Campo, al sur con el municipio García, al este con el municipio Maneiro y el Mar Caribe y al oeste con los municipios Gómez y Díaz. Posee 23.097 habitantes aproximadamente.

La temperatura oscila entre 25 °C y 29 °C con un promedio anual de 27 °C. Las precipitaciones en el municipio están entre los meses de junio a agosto y de noviembre a enero con un promedio de 10 días al mes. La ciudad de La Asunción comienza su existencia hacia 1561, cuando el esforzado capitán Pedro González Cervantes de Albornoz reúne en el Valle de Santa Lucia a los vecinos que se dispersaron por la isla huyendo de las injusticias cometidas por Lope de Aguirre, El Tirano. No obstante alcanzó el auge necesario y por ello su cabildo, por medio de su procurador, el capitán Alonso Suárez del Castillo, solicitó al Rey se le otorgara el título de ciudad y se le señaló su Escudo de armas, concedido el día 27 de noviembre de 1600, mediante Reales Cédulas expedidas por el rey Felipe III, en la residencia soberana de El Pardo en España.

El 4 de mayo de 1810 el Cabildo asuntino decide la incorporación de la Provincia de Margarita al movimiento independentista del 19 de abril de 1810, ganándose así una estrella en la bandera nacional. La Asunción se extiende a los pies de Matasiete, montaña de gloria. Allí se libró el 31 de julio de 1817 la batalla que hizo de Margarita el primer territorio libre de América.


BIBLIOGRAFÍA

-Instituto del Patrimonio Cultural de Venezuela, IPC (2004-2006). “Catálogo del Instituto del Patrimonio Cultural de Venezuela. Municipio Arismendi, estado Nueva Esparta”. [En Línea]. Disponible en: http://www.ipc.gov.ve/ipc/.

SEMANA SANTA EN EL MUNICIPIO ARISMENDI

Semana Santa en el municipio Arismendi

Fuente: IPC, 2004-2006. 

      Cuenta la comunidad que en el municipio Arismendi anteriormente, la Semana Mayor se celebraba con gran recogimiento. Dicen que había procesiones en todas las parroquias que representaban la pasión, muerte y resurrección de Cristo, lo que significaba una verdadera atracción para una gran cantidad de feligreses; los habitantes del municipio recuerdan también que la gente solía usar ropa de luto en esos días y que había mucho respeto, además desde muchos poblados cercanos le traían flores al Santo Sepulcro.

La Semana Mayor es para los asuntinos una de las fiestas religiosas más importantes. Durante esta semana se realizan ciertas actividades, misas, procesiones y representaciones de la vida pasión y muerte de Jesucristo. Una de las ceremonias que se destaca es la procesión del Nazareno, el día miércoles santo. En la ciudad de La Asunción existen dos imágenes de este santo, una es de fabricación antigua, llamada por los fieles El viejo, y salió en procesión hasta 1904 cuando fue sustituida por el párroco, lo que provocó una gran protesta de los fieles y sacristanes. No obstante, un día del mes de mayo la imagen salió triunfante en procesión hasta El Copey con el sonar de cohetes y exclamaciones de alegría. Posteriormente la figura fue llevada a Ciudad Bolívar y Eduardo Espinoza se trasladó hasta allá y la trajo de vuelta, desde entonces la imagen permanece bajo custodia de esta familia.

Fuente: IPC, 2004-2006. 

La otra figura del Nazareno se encuentra en la iglesia y en víspera del miércoles santo es llevada a la casa de la familia Salinas para ser vestida y adornada, ellos por más de 50 años han vestido la imagen, desde entonces y hasta ahora son sus guardianes, en la calle Unión de la capital neoespartana. Esta figura es sacada en procesión por varias calles de la ciudad. Durante el recorrido se realizan dos representaciones: el saludo entre el Nazareno viejo y el nuevo, y el encuentro con la procesión de la Dolorosa, San Juan y María Magdalena, proveniente de otras calles.

En el momento en que ambas procesiones se encuentran, el Nazareno se detiene en una esquina donde el sacerdote renueva la fe sobre la pasión y muerte de Jesucristo. Es seguido por una multitud de personas con velas encendidas, súplicas y oraciones, quienes reciben el mensaje y siguen escuchando los golpes de caja o redoblantes y el toque de corneta hasta el retorno al templo, cerca de la media noche. En la despedida se observa el llanto de los feligreses, ofrecimiento y promesas, besos y lágrimas.

Otra de las tradiciones que se mantiene viva es la representación del encuentro de Jesús y su madre María que se realiza en la Residencia de Gobernadores, también el miércoles santo.

El jueves santo a las tres de la tarde, las campanas dejan de sonar, los templos parroquiales cierran sus puertas y se escuchan las matracas para indicar la muerte de Jesús. Previamente comienza un riguroso reconocimiento. Según la comunidad, anteriormente, hasta los amantes hacían un alto en su rutina, sólo se injerían alimentos almacenados, no se lavaba ni se planchaba.

El viernes santo comienza con una procesión en la mañana con la imagen del Santo Sepulcro, adornado con flores traídas de todos los poblados de la isla. El recorrido es lento y triste, el golpe de la caja y las notas tristes del Popule Meus, se escuchan oraciones y plegarias, se siente el calor de las velas durante el trayecto que empieza en San Francisco y termina en la iglesia mayor en horas de la tarde tras el cuarto redondo, al toque de cornetas y la caja de matracas. El día sábado, a las cinco de la mañana, se realiza una procesión del silencio, un viacrucis y la procesión Virgen de la Piedad, que es la Virgen María con su hijo en brazos, cuando fue bajado de la cruz. Posteriormente, al amanecer del domingo, se realiza una misa en donde se canta el Gloria como señal de que Jesucristo ha resucitado.


BIBLIOGRAFÍA

-Instituto del Patrimonio Cultural de Venezuela, IPC (2004-2006). “Catálogo del Instituto del Patrimonio Cultural de Venezuela. Municipio Arismendi, estado Nueva Esparta”. [En Línea]. Disponible en: http://www.ipc.gov.ve/ipc/.

domingo, 10 de agosto de 2014

CASTILLO SAN CARLOS BORROMEO

Castillo San Carlos Borromeo

Fuente: IPC, 2004-2006. 

Orígenes

Destruido el Fortín Santiago de La Garanta, quedó la isla de Margarita sin fortificación alguna en la costa, expuesta por tanto a los ataques de los naturales y de los corsarios. Es por ello que el Gobernador Don Andrés Rodríguez de Villegas se dirige al Rey en 1623 para informar de cómo se encontraba la isla de indefensa.

El Rey torna en cuenta la información de Rodríguez Villegas y envía en 1659 al Ingeniero Don Juan Betín a objeto de estudiar las defensas que más convinieran a la isla. Betin, a quien los historiadores califican de "tacaño", ayudado por el Gobernador Don Juan Marroquí de Monte Hermoso, levantó en 1660 un importante mapa de Margarita y los planos para la construcción del Castillo San Carlos Borromeo. Antes de Betín, en 1635, había venido con igual finalidad a Margarita el también Ingeniero Don Bartolomé de Pernalete,

Por Real Cédula de 1663, se ordenó la construcción del nuevo fuerte de Pampatar, en sitios y condiciones especificadas por el Ingeniero Betín. La fabricación la inicia el Gobernador Don Carlos Navarro, el año 1664. Cinco años más tarde aún está a medio hacer y no ha sido terminado en el año 1672, cuando llegan los primeros dieciséis cañones. Además del Gobernador Carlos Navarro, intervienen en su construcción los gobernadores Mexía de Alarcón y Muñoz de Gadea. "Debió terminarse en 1684", afirma un serio historiador. Es decir, veinte años duró su construcción.

Descripción

El Castillo San Carlos Borromeo poseía puente levadizo y delante de la Santa Bárbara tenía un calabozo que desapareció en época reciente. Abierto en el flanco izquierdo, aun se puede observar un pequeño orificio abierto en la roca sin permitir que la luz penetre por él, el cual servía para renovar el aire de la Santa Bárbara, que era el más tétrico de los calabozos con que contaba el castillo. Es digno de observar el espesor de los baluartes y terraplenes. Tiene su mismo aljibe y rampa.

Cronología

-Año 1810. Depuestas las autoridades españolas el 4 de mayo, el Castillo San Carlos Borromeo cae en poder de los patriotas.

-Año 1812. Al perderse la Primera República, es nombrado Gobernador de Margarita el sanguinario Pascual Martínez, quien hizo preso a Juan Bautista Arismendi y lo encierra en el Castillo San Carlos Borromeo.    

-Año 1813. En junio se sublevan los margariteños, marchan sobre La Asunción y Pascual Martínez se refugia en el Castillo de Pampatar y después de resistir un sitio de tres días, propuso una capitulación por medio de la cual tanto Arismendi como él quedarían libres; pero una vez Arismendi en libertad, los patriotas prendieron a Pascual Martínez y lo ajusticiaron.

-Año 1814. Después del desastre de Aragua de Barcelona, en agosto de este año. Simón Bolívar y Santiago Mariño se embarcan en los buques de guerra "El Arrogante Guayanés'' y "La Culebra" con la intención de reducir al corsario italiano Bianchi, quien se había fugado con el tesoro que el Cabildo Eclesiástico de la Catedral de Caracas había dado para los gastos del ejército. Logrado su arresto en los islotes de Los Frailes, lo trajeron a Pampatar donde estaba de Jefe del Castillo San Carlos Borromeo el General Manuel Piar, por ser el militar de más alta graduación. Era el día 29 ó 30 de agosto. El bergantín "El Arrogante Guayanés" dio fondo y Piar, aun sabiendo que en él venía el Libertador, ordenó hacerle fuego con los cañones de esta fortaleza, lo que obligo al Capitán Esteves a picar el cabo, izando y poniéndose fuera del tiro de cañón de la plaza, con la muerte de dos o tres marineros.

-Año 1815. El 7 de abril se presentó la escuadra del Pacificador Don Pablo Morillo frente, a Pampatar y el 9 toma posesión del castillo. Los patriotas se rinden sin resistencia. José Francisco Bermúdez, disgustado, toma una flechera y en ella atraviesa la escuadra enemiga. Un soldado lo ve. Apunta. Y el intrépido Bermúdez, le dice: "¡C… baje ese fusil que soy el General Bermúdez!" El soldado, atónito, baja el fusil y así se salva el General Bermúdez.

-Año 1816. En carta del 29 de enero el Brigadier Pardo dice a Moxó: "La mujer de Arismendi ha dado a luz un nuevo monstruo. Esta y otra señora presa he mandado al Gobernador de Pampatar, las envíe a La Guaira, donde deben estar sin comunicación." Aquí, en la Santa Bárbara, estuvo Luisa Cáceres de Arismendi. El 3 de noviembre. Pardo abandona la isla para ir a auxiliar a sus adláteres "dejando prendida la mecha de una mina de 14 quíntales de pólvora que forman dentro del castillo para que volasen los patriotas que entrasen y se acercasen a él luego que se hubiese conocido la evacuación", pero fue descubierta la trama y extinguida la mecha. Según la tradición oral fue el patriota insular Juan Carrillo quien apagó la mecha.

-Año 1817. Los hombres del Congresillo de Cariaco se trasladaron a Pampatar y aquí en la Casa Amarilla firman importantes documentos. Morillo ocupa a Pampatar y acuerdan el plan de pacificación de la isla; pero, el 31 de julio es derrotado en la Batalla de Matasiete. El 8 de agosto se libra la Batalla del Fuerte de Juangriego, que desde entonces, quedó destruido. El 10, Morillo abandona a Juangriego. El 11, llega a Pampatar y el 17 se embarcó para Cumaná, quedando desde entonces enarbolada para siempre la bandera tricolor de Venezuela en el Castillo San Carlos Borromeo.

-Durante el período republicano el Castillo San Carlos Borromeo ha prestado los más variables servicios: Cuartel del Ejército, de la Infantería de Marina, de la Guardia Nacional, Policial, cárcel, polvorín, almacén aduanero, circo, teatro, salón de exposiciones de arte, sala de conciertos.  

-En el castillo nacieron el General José María García Gómez y el poeta Sotillo Picornell y murió el Coronel Lucio Celis Belisario.



Bibliografía

-Subero, Jesús Manuel. “Monumentos históricos de Pampatar”. Porlamar,
Editorial Pontevedra CA., 2009.



LA CASA AMARILLA

La Casa Amarilla

Fuente: IPC, s/f.

La Casa Amarilla está situada en Pampatar, frente a la plaza Mariño. Es una hermosa construcción que data desde la época colonial. En su edificación se empleó principalmente piedras provenientes de las canteras del pueblo. El lado que mira al Este tiene aún la piedra al descubierto, como era la usanza de ese tiempo, siendo de una imponencia impresionante.

El zaguán de la Casa Amarilla era de canto rodado de colores blanco y negro.

El 8 de mayo se reunió el Congresillo de Cariaco. Ante la amenaza
 de la próxima invasión de Morillo, el Congresillo de Cariaco se disolvió. Designó La Asunción como «Capital Provisional de la República», «por estar más proporcionada en las actuales circunstancias» y por su «fácil y libre comunicación». Clausurado el Congresillo se trasladaron a Margarita tanto el Poder Ejecutivo como el Judicial los cuales se instalaron en Pampatar no «en una casa cualquiera bautizada con el nombre de Palacio de Gobierno» como peyorativamente afirma Lecuna, sino en hermosa mansión propiedad de la familia Villalba, tradicionalmente conocida como «La Casa Amarilia».

En esta mansión, antes de ser sede del gobierno designado en Cariaco, funcionó la Logia «Corazones Unidos» en la que «a poco de haberle salvado la vida del al futuro Libertador de Colombia en Barcelona», se refugió Mariño.

«Los francmasones, sus hermanos, lo acogieron y relevaron de un fin análogo al que le hubiese cabido al vencedor en El Juncal y San Félix». En el Palacio Federal de Pampatar se lanzaron varios acuerdos: uno, dándole el nombre de Nueva Esparta a Margarita de fecha 12 de mayo de 1817 y firmado por los honorables presidentes Cortés, Maíz y Zea; otro, decretando la Ley Marcial, un tercero, sobre el uso de las banderas en los buques de guerra de la República de Venezuela de «siete estrellas azules en campo amarillo en representación de sus siete Provincias y los mercantes sólo la tricolor», otro, concediendo privilegios al comercio de Estados Unidos e Inglaterra y algunas otras medidas de orden interno.

La Casa Amarilla perdió el color que la nominara y tiene cambiada su arquitectura interna, no así la externa que se conserva.



Bibliografía

-Subero, Jesús Manuel. “Monumentos históricos de Pampatar”. Porlamar,
Editorial Pontevedra CA., 2009.


CUBAGUA - La primera rebelión indígena

La primera rebelión indígena


    Reacción de los indígenas, contra frailes y soldados, después de las masacre de Gonzalo de Ocampo en 1521.
    Cuadro de Theodore de Bry.


Estamos en Cubagua en 1519, en el sitio había sólo una ranchería de enramadas, muy pocas casas de piedra y palmas y algunos toldos. Trescientos españoles vivían ahí y uno de ellos, llamado Antonio Flores, era su alcalde. Lo había nombrado así Rodrigo de Figueroa, juez territorial en La Española, a quién Flores había servido como criado.

Junto a los españoles mal vivían numerosos indios, la mayoría cumanagotos, que habían sido atrapados en las costas que van desde Santa Fe hasta Paria, y que eran obligados a trabajar en la extracción de ostras para sacarles las perlas. Eran los indígenas de Cumaná, de Cariaco y Maracapana, del Neveri y de Uñare, donde los españoles llegaban para esclavizarlos y conducirlos a Cubagua.

El régimen de explotación era una desmesura, los indígenas estaban obligados a un buceo sin descanso, y sólo podían comer algo y tomar agua al final de la jornada. El alcalde Flores ordenaba matar a todo indígena que se revelara. Así mató al cacique de Cariaco que le reclamó una conducta tan desconsiderada, aperreó a niños y le cortó la mano al hijo de un cacique de Santa Fe (al que llamaban: Toronima, Toronaima o Toronoima).

En diciembre de ese año estalla la rebelión indígena que continuó durante el año siguiente por toda Maracapana, Cumaná y Santa Fe. Los indígenas atacan misiones, convenios, casas fuertes y naves, más de un centenar de españoles fueron muertos en los ataques, entre ellos tres capitanes de armadas, y luego asaltan Cubagua a la que ya le habían cortado el suministro de agua.

El alcalde Flores y los españoles que lo acompañaban, frente a las noticias del alzamiento indígena y la imposibilidad de obtener refuerzos, deciden abandonar la isla y huyen en las embarcaciones con las que acarreaban agua hacia La Española. En Cubagua quedan pipas de vino y provisiones de comida que son tomadas por los alzados, las chozas son incendiadas. Se requerirá de otra armada española para retomar la isla y fundar a la que llamaron Nueva Cádiz.


Porque por el cuartel fue Nieto,
Toronima con cobra de cincuenta
ponia sus contrarios en aprieto.
y andaba la batalla muy sangrienta.
abolla la celada, rompe el peto,
animo, llama, hiere, desatienta,
rompe pechos, cabezas, las espaldas,
derriba grandes copias de guirnaldas.

Más antes que llegase la pujanza
de indios que por el eran llamados,
Nieto rompió por medio de la matanza,
de los suyos andaban mal parados.
Metiéndoles los fijos de la lanza
por entrambos ijares o costados;
cayó con un grandísimo gemido,
de las armas y vida despedido.

Con estas esperanzas los dejaron
sin ellos sospechar el mal futuro,
y parte de los indios se quedaron
cuasi por apariencia de seguro;
Otros con Toronoima se juntaron,
cacique principal, cruel y duro,
Para ser dél en la traición intrusos
y en parecer solo resolutos.

Aquí llegaron furias infernales
para la ejecución del caso feo,
Estimulando mas estos bestiales
a tan cruel y pérfido trofeo;
Y ansí las insolencias fueron tales
que vencieron aun a su deseo;
y algunos que miraban a mas lejos
estaban ya confusos y perplejos.

Juan de Castellanos, “Elegías de varones ilustres de las indias”.




Bibliografía

-IPC (Instituto del Patrimonio Cultural de Venezuela), s/f.