Nueva Ciudad de Cádiz, Cubagua

Primera de Suramérica con título. 12 de septiembre de 1528.

domingo, 10 de enero de 2021

Acerca del insunónimo Paraguachoa - Francisco E. Castañeda M.

 

Acerca del insunónimo Paraguachoa

 

Mapa de la isla de Margarita, 1793. 


Francisco E. Castañeda M.

(fran.caman@hotmail.com)

 

(Nota: Este texto fue publicado inicialmente en el Diario Sol de Margarita, Sección Cronic-Academia, durante los días 20 y 27 de junio del año 2011 respectivamente).

 

Según la historiografía tradicional, comúnmente se acostumbra identificar a la isla de Margarita con el topónimo o más bien, el insunónimo Paraguachoa, citado por vez primera  como una mera suposición en la obra intitulada Geografía Médica del estado Nueva Esparta, publicada en el año de 1921 y cuya autoría corresponde al doctor Andrés Sánchez quien refiere lo siguiente:

Parece que la isla era llamada por sus naturales Paraguachoa, cuyo significado equivale en el dialecto que usaban a abundancia de peces. Sus indios pobladores pertenecían a la tribu de los Guaiqueríes, familia de los Caribes (Sánchez, Andrés, 1921: 10. Las negrillas son del autor del presente texto).

 

En ese mismo sentido, varios estudiosos de nuestra historia regional afirman que dicho vocablo resulta ser una expresión de origen cumanagoto por tanto de afiliación lingüística caribe la cual traduce: gente de mar o pueblo de mar, es decir, paragua: mar; choa: gente o pueblo (Montenegro, 1983: 44. Véase también, Subero, E., 1996: 55).

 

Sin embargo, cabe destacar que el mencionado término no aparece reseñado en las primeras crónicas relacionadas con el territorio insular margariteño, ni tampoco es utilizado por los primeros viajeros que conocieron y describieron la realidad geográfica y sociocultural de la región como es el caso, por ejemplo, del poeta, cronista e historiador Juan de Castellanos, quien residió tanto en la isla de Cubagua como en la de Margarita durante la tercera y cuarta décadas del siglo XVI y de cuyos valles y localidades menciona, entre otros, los topónimos autóctonos, Arimacoa, Charaguaray y Paloguarime (Castellanos, J., 1962: 105 y ss.).

 

La referencia más antigua relacionada con el vocablo en cuestión, la encontramos en una comunicación enviada al rey por Juan de Ampíes durante el año de 1526, donde solicitaba la confirmación de una Capitulación para encargarse de poblar la costa de Coro, “desde Paraguachoa hasta la punta de Coquibacoa” (Arcila Farías, E., 1979: 84).

 

Asimismo, se alude también al referido término en la Licencia otorgada por el Alcalde Mayor de la isla de Cubagua, Pedro de Herrera, fechada el 26 de julio de 1528, mediante la cual un grupo de “mancebos de Nueva Cádiz, solicitan una licencia de armada para toda la costa venezolana, desde Cumaná hasta Coro […] desde la provincia de Cumaná, toda la costa abajo, hasta las costas de Paraguachoa” (citado en Otte, E., 1977: 225).

 

Otra mención acerca del vocablo en comento, aparece en un mapa de la costa occidental de Venezuela fechado en el año de 1532 usado para identificar a una localidad situada entre el Golfo Triste y Coro, presumiblemente relacionado con la península de Paraguaná (Salazar Quijada, Adolfo, 1983: 73).

 

En la obra del cosmógrafo y Cronista del Consejo de  Indias, Juan López de Velasco, intitulada Geografía y Descripción Universal de las Indias (1571-1574), dicho topónimo responde al nombre de un “pueblezuelo” de origen caquetío, situado al igual que otros de la misma afiliación: “Altocuyo, Sauca, Miraca, Urraque, Santana y Hareurebo, en un cantón de la provincia de Coro” (citado en Vila, P., 1964: 330).

 

Julio. C. Salas, en su obra Tierra Firme, Venezuela y Colombia. Etnología e Historia, afirma que los “caquetíos tenían en la península de Paraguaná, llamada treinta años después Paraguachoa, a la que Ojeda denominó isla de Quequivacoa o Coquivacoa, varios pueblezuelos, a saber, Yadacacuiba, Bararibe y Morui” (Salas, Julo C., 1997: 112).

 

Como se evidencia en el contenido de los testimonios anteriormente citados, la voz Paraguachoa identifica determinados espacios geográficos y localidades del noroccidente del país, específicamente pertenecientes al actual estado Falcón y para nada alude a alguna región del oriente venezolano y mucho menos de la isla de Margarita.

 

A este respecto, cabe destacar que el historiador y hombre de letras neoespartano, profesor Efraín Subero, en su obra, Los orígenes históricos  de la isla de Margarita, afirma que, “la documentación oficial  menciona indistintamente tanto a Margarita como a Paraguachoa, por lo menos hasta 1594” (Subero, E., 1996: 63). Sin embargo, el doctor Subero no proporciona ningún testimonio fehaciente que permita respaldar tal aseveración.

 

Por su parte, el historiador Carlos Duarte en su estudio, Aportes documentales de la historia de la arquitectura del período hispánico venezolano, sostiene que en el año de 1607, “el Cabildo Eclesiástico encargó a Francisco Castillo, vecino de Caracas y apoderado de la catedral de Coro, para fletar una piragua hasta Paraguachoa (isla de Margarita) y trasladar hacia Coro al Maestro de cantería Francisco Ramírez, para trabajar en la obra de dicha catedral” (Archivo del Cabildo Eclesiástico de la Catedral de Caracas, Libro I. Pág.153).

 

De la revisión bibliográfica realizada hasta el presente, este testimonio constituye la única referencia concreta que hemos hallado en donde el vocablo Paraguachoa aparece citado como equivalente al de la isla de Margarita. Por tanto, consideramos necesario revisar el manuscrito original para constatar si la frase “isla de Margarita”escrita entre paréntesis a continuación del término  Paraguachoa, aparece tal cual cómo ha sido citada en el estudio aludido pues, a riesgo de estar equivocado, creemos que en la escritura castellana de comienzos del siglo XVII el uso de esta figura o signo gramatical aún no era algo frecuente ya que “no será sino hasta fines del XVIII en que las normas que rigen el actual sistema ortográfico vayan adquiriendo un carácter generalizado” (Contreras M., 2005: 165).

 

De todas maneras, independientemente  de la fiabilidad histórica del aspecto que nos ocupa, resulta obligante y necesario seguir revisando e investigando otras fuentes primarias que nos permitan aclarar, en la medida de lo posible, el origen y significado de este insunónimo de naturaleza amerindia, especialmente en los actuales momentos cuando ha sido decretada oficialmente por el gobierno estatal la enseñanza obligatoria de la Historia Regional Neoespartana en los distintos Institutos de Educación Primaria existentes en esta Entidad, donde los temas de nuestra toponimia y geohistoria en general, deben ser tratados con la mayor objetividad y certidumbre posibles a los fines de evitar confusiones y distorsiones conceptuales muchas veces difíciles de enmendar, sobre todo cuando se transmiten a los estudiantes datos, informaciones o referencias que no han sido confirmadas históricamente.



(Documento modificado parcialmente por su autor, Francisco E. Castañeda M.

La Asunción,  28- X-2020, día del glorioso Apóstol San Judas Tadeo.)




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