Nueva Ciudad de Cádiz, Cubagua

Primera de Suramérica con título. 12 de septiembre de 1528.

domingo, 12 de mayo de 2019

Petronila de Mata: Máxima Heroína Margariteña. Iván Gómez León


PETRONILA DE MATA:
MÁXIMA HEROÍNA MARGARITEÑA


Lcdo. Iván Gómez León.


Protagonismo de la mujer margariteña en nuestra revolución de independencia:
         
En el proceso político-militar de las luchas libertarias protagonizadas por nuestro pueblo contra el dominio colonial español, que abarcó desde el 4 de mayo de 1810 hasta el 15 de agosto de 1817, la mujer margariteña desempeñó un papel estelar en el cumplimiento de difíciles y delicadas tareas tanto en los frentes de batalla como en la atención y asistencia a los combatientes patriotas que requerían de especiales cuidados para aliviar sus dolencias. Esta consecuente actitud la convirtió en víctima de la más brutal represión por parte del sanguinario invasor.

El testimonio legado por historiadores y estudiosos permite afirmar que contribuyeron con dinero, joyas, trabajo, para la dotación de uniformes, para la compra de víveres y armamentos; bordaron y tremolaron banderas; fueron a los frentes de batalla y acompañaron por todos los caminos al desplazamiento de las tropas; espiaban al enemigo y llevaban mensajes y noticias a los cuarteles; ayudaban a descargar los barcos que traían de San Thomas o de la Guadalupe los armamentos y los transportaban a sitios seguros; se ocuparon de faenas de pesca de redes para la alimentación de los soldados; se encargaron de transportar los pertrechos; hicieron la comida y cargaron el agua para la tropa; arrojaron enormes piedras cuando los enemigos atacaban los puntos en que se hallaban, y finalizada la violenta jornada, cargaron en hamacas a los heridos; los curaron en los hospitales de sangre y enfermerías con los medicamentos que ellas mismas elaboraban y proporcionaban. Y, en el peor de los casos, llorando sus muertos, excavando fosas en cualquier sitio y dándoles digna sepultura. En todo, poniendo en riesgo su vida, las de sus hijos acompañantes y demás familiares.

A consecuencia de tan decidido y espectacular protagonismo debieron pagar con cárceles, suplicios y muerte su amor por la libertad. Muchas dejaron la piel de los pies y de las espaldas sobre cañones recalentados; fallecieron encerradas en tétricos calabozos; las vejaron paseándolas por las calles y plazas con las cabezas rapadas y los cuerpos emplumados; soportaron grillos y las convirtieron en sirvientas de los castillos y de las casas fuertes. A muchas las expulsaron del territorio insular, las enviaron a presidios lejanos o a barrer las calles de Cumaná, La Guaira o Puerto Cabello. Así, pues, muchas sucumbieron aplastadas por los cascos de los caballos realistas, traspasadas por las bayonetas de los soldados sanguinarios, por los crueles castigos que recibieron en las explanadas y en los fosos de los castillos. (1)

El conocimiento de tanto heroísmo y tanta lealtad a la causa revolucionaria hizo exclamar al historiador patriota Francisco Javier Yanes en su pionera Historia de Margarita, concluida en 1822:

        “Las mujeres son tan patriotas y belicosas como los hombres, y además tienen otras virtudes superiores a éstos, virtudes que si estuvieran barnizadas con lo que por moda se llama civilización, presentarían un modelo de civismo que dejaría muy atrás lo que con razón o sin ella se cuenta de las amazonas, de las griegas y romanas. Ya se ha visto lo que han hecho en el incendio de la guerra, y es indispensable advertir al lector que en el tiempo de la paz se ocupan en la labranza y cría del ganado cabrío, en conducir por vía de especulación el pescado, la carne, las aves y los víveres de unos pueblos a otros; en coser, lavar y aplanchar, hilar y tejer en husos y telares, siendo muy dignas de aprecio las hamacas que hacen del algodón y colores que produce sin mayor cultivo la isla, y las medias de tres pelos que tejen de un musgo que se da en el valle de San Juan, cuyas manufacturas son muy apreciadas en la Costa Firme lo mismo que en las colonias extranjeras, y son tanto más dignas de admiración cuanto que se fabrican con instrumentos o máquinas muy imperfectas y groseras que le hace multiplicar infinitamente el tiempo y el trabajo personal. El auxilio y protección que el gobierno dispense a esta parte de la educación popular, y que imperiosamente reclama la isla Margarita, será una obra tan grata a los ojos de Mercurio, como han sido a los de Marte sus esfuerzos por la independencia y libertad.” (2)

Petronila de Mata: De Santa Ana del Norte a la inmortalidad:

A finales del siglo XVIII, más exactamente el 28  de noviembre de 1794, nació en Santa Ana del Norte Petronila de la Concepción de Mata Romero, producto de la relación matrimonial de Manuel Isidro de Mata y María Dolores Romero. Tuvo varios hermanos, entre los que se cuentan: Policarpo (*), Andrés José Julián, Francisca Cándida del Rosario, María Severa y León Joseph.

Su infancia transcurrió en su pueblo natal, donde sus padres habían adquirido un amplio y soberbio inmueble ubicado en las cercanías de la iglesia, en pleno centro urbano.

Las circunstancias que le correspondió vivir la fue vinculando progresivamente con el movimiento independentista que se desarrolló en la isla de Margarita a partir de 1810: su hermano mayor, Policarpo, abrazó la carrera militar y se incorporó a la lucha revolucionaria, a lo que se agrega que el 21 de diciembre de 1810 contrajo matrimonio con Francisco Esteban Gómez, quien luego destacaría como uno de los máximos líderes patriotas de la región insular.
(*) De todos sus hermanos, Policarpo de Mata (Santa Ana del Norte, 26/01/1793 – Santa Ana del Norte, 24/08/1881) tuvo una brillante y destacada actuación político-militar en el proceso independentista: Héroe del 4 de Mayo de 1810, grito de la independencia de la Isla. Jefe del Estado Mayor del Ejército en la Batalla de Matasiete, 31 de julio 1817. Jefe de la caballería patriota. Firmante del Acta de Reconocimiento de Bolívar como Jefe Supremo de la República y sus Ejércitos, 6 de mayo de 1816. Jefe de Operaciones en Oriente. Gobernador de Margarita. Condecorado con la Estrella de los Libertadores creada por el Perú. En su casa de habitación, Monumento Histórico Nacional, se hospedaron, entre otros y en diferentes épocas, el Libertador, los generales Santiago Mariño y Rafael Urdaneta, en 1816. Y José Antonio Páez y otros altos oficiales, en 1867. Sus restos fueron inhumados en el templo de Santa Ana del Norte, su pueblo natal.

De esta unión nacieron los siguientes hijos: Francisca Genara de la Concepción,  Pablo Francisco del Jesús, Pablo Eusebio del Jesús,  Francisco Esteban Cleof, Francisca Genara Marcalina del Jesús y Dolores Francisca del Rosario. El desconocimiento de sus respectivas trayectorias ha hecho suponer que murieron siendo aún muy jóvenes y no dejaron descendencia.

Este vínculo explica, en buena parte, las razones del martirio a que fue sometida por el ejército invasor y su transformación, para bien de nuestro pueblo, en mártir y heroína inmortal.

El valor testimonial de la tragedia:

La primera noticia documentadas acerca de la tragedia que le correspondió sufrir a Petronila de Mata la suscribió su marido, Francisco Esteban Gómez, la cual fue incluida en el amplio y exhaustivo Apéndice a la Historia de Margarita de Francisco Javier Yanes, publicado con el título de “Observaciones que Francisco Esteban Gómez hace sobre la Historia de Margarita escrita por el doctor Francisco Javier Yanes, y somete a la consideración de sus conciudadanos que quieran reunirse a revisarlas”:

“Las señoras Petronila de Mata y María Jesús Salgado que por el día 19 de octubre (1816) habían llegado al cuartel general con el objeto de ver a sus maridos siguieron por la tarde con el Capitán Cristóbal Tenías, marido de la 2da,  con cuatro carabineros a la playa de Moreno a tiempo que una partida de caballería a galope tendido cargaron sobre las desgraciadas que abandonadas del oficial y soldado, fueron llevadas prisioneras a Pampatar, y de allí conducidas en la escuadra a Cumaná donde estuvieron presas diez meses en la cárcel y luego conducidas a las bóvedas de La Guaira. La señora Petronila de Mata, que fue tomada embarazada, dio un niño a luz en la prisión en enero, pero que murió en breve tiempo de hambre, pues la madre que no se le suministraba más que un pedazo de pescado salado y algún poco de maíz, careció de leche para su crianza. Antes y después de su parto representó a Pardo le permitiese bajo de fianza salir a parir casa de don Manuel Marcano y después del parto con el fin de salvarle la vida a su hijo que perecía de hambre o a lo menos le permitiese mandarlo a criar, pero el humano de Pardo creyendo que la señora se escapase o que le hiciesen un buen presente a su esposo con el niño, no permitió ni una ni otra cosa, y sólo le franqueó 8 reales.” (3)

Basado en tan ingrata noticia, Ángel Félix Gómez hace volar su imaginación para trazar aquel lamentable cuadro:
       
“Podemos imaginarnos la angustia de Petronila de Mata, al ir viendo morir de hambre a su hijo, sin posibilidad alguna de salvarlo, dadas las terribles e inhumanas condiciones en que se encontraba  en un calabozo del castillo de Cumaná.  Si es doloroso que una madre vea nacer muerto a su hijo, tal como le ocurrió a doña Luisa Cáceres de Arismendi, de qué magnitud sería el sufrimiento de Petronila de Mata.” (4)

Conocedor de las terribles condiciones en que permanecía detenida, Francisco Esteban Gómez realizó múltiples gestiones para lograr su libertad, pero todas resultaron infructuosas.  De tantas diligencias sólo se han registrado las siguientes: Con motivo de la llegada a Margarita del Libertador Simón Bolívar encabezando la segunda expedición libertadora que partiera de suelo haitiano, inmediatamente Gómez lo hizo de su conocimiento. Con la urgencia del caso, el 29 de diciembre de 1816, desde Santa Ana del Norte, Bolívar le dirigió un oficio al general Santiago Mariño en los siguientes términos: “Recomiendo a Ud. muy particularmente a la ciudadana Petronila de Mata, mujer del ciudadano Coronel Gómez, para que procure canjearla por cualquier persona y particularmente por cuatro o cinco señoras que están aquí y son esposas o pertenecen a españoles o sus partidarios.” (5) En vista que ya avanzaba el año 1817 y la situación de  su esposa Petronila permanecía inalterable durante seis meses, se planteó de nuevo otra posibilidad de efectuar un canje de prisioneros. Los detalles los narra Francisco Esteban Gómez en estos términos: “Por el mes de abril o principio de mayo (1817) pasó de parlamentario a Cumaná el capitán de caballería con grado de Teniente Coronel Andrés de Mata a proponer en canje del Teniente Coronel Don Justo Luján, Teniente de Barbastro, Don Juan Galvis,  Capitán Don N. Rodríguez, de Cariaco,  y el Capitán N. Vargas y Bejarano de Carúpano, por los señores General Pedro María Freites, Francisco Esteban Rivas y en fin, por cualesquiera otros prisioneros, el General Pardo que estaba cierto que a Freites y Rivas los habían pasado por las armas, contestó: Que le era muy sensible no poder acceder a la solicitud del Gobernador de la Isla, porque esos señores habían seguido presos para Caracas; que no obstante, con aquella fecha lo participaba a S.E. el General en Jefe para su resolución, y en cuento al canje de las señoras Petronila de Mata y María de Jesús Salgado, se ejecutaría luego que fuesen remitidas las señoras de los servidores del Rey que estaban en la isla oprimidas y obligadas a los oficios más mecánicos, etc. El Gobernador no dudó en remitir estas señoras que reclamaba  Pardo en canje de la suya, pero al saltar en La Esmeralda fueron tomadas por las tropas del Rey que habían tomado Cariaco. Que busque el oficio y contestación de Pardo.” (6)

Finalmente, Petronila de Mata debió ser liberada en agosto de 1817, cumpliendo así un riguroso cautiverio de diez meses. Quizás fue determinante para obtener su libertad el triunfo obtenido por las armas patriotas el 31 de julio de 1817 en la célebre Batalla de Matasiete, que bajo el liderazgo indiscutible de Francisco Esteban Gómez, selló la liberación definitiva de la Provincia de Margarita del yugo español, gesta heroica que obligó al general Pablo Morillo y su ejército a abandonar la Isla por el puerto de Pampatar el 15 de agosto del mismo año.

Es justicia dejar escrito que la heroína asuntina María de Jesús Salgado, esposa del Capitán Cristóbal Tenías, y hecha prisionera junto con Petronila  de Mata, fue liberada en 1821, después de la Batalla de Carabobo. La pena infamante que le impuso el gobierno español fue barrer diariamente las calles de Puerto Cabello.

A mediados de 1854 la isla de Margarita fue azotada por una fuerte epidemia de cólera que afectó a un significativo número de su población. Petronila sufrió el cruel contagio y falleció en La Asunción el 5 de octubre de este año. En Santa Ana del Norte, su pueblo natal, se celebraron las honras fúnebres y fue enterrada en el cementerio El Blanco de La Asunción. En fecha reciente fue destruido este camposanto para construir el edificio destinado para Imprenta Oficial y, para dolor y vergüenza de nuestro pueblo patriota, no se tuvo la precaución de exhumar los venerables restos de la heroína.

La revolución bolivariana, en acto de justicia que la enaltecerá por siempre, ha instado a nuestras instituciones a exaltar aquellos dignos ejemplos que constituyen la esencia moral de la patria socialista en construcción y la Alcaldía y el Concejo Municipal del Municipio Gómez del Estado Nueva Esparta han considerado pertinente proponer el nombre de Petronila de Mata, Máxima Heroína Margariteña, para saldar tan sensible deuda histórica, ingresándolo de manera simbólica  al Panteón Nacional. Será obra de la historia futura lavar nuestra memoria histórica de incomprensiones y desaciertos y colocarlo en el honroso sitial que desde siempre debió ocupar. 


                                             ANEXOS

Toda la documentación original referente a la heroína Petronila de Mata y su familia -ascendientes, descendientes, matrimonios, defunciones- fue localizada en el año 1994 por el escritor Ángel Félix Gómez en los Archivos de la Curia Diocesana de Margarita, La Asunción, y publicada en su obra titulada Petronila de Mata: La Heroína Margariteña. A su acuciosidad se debe que hoy podamos acercarnos a la lectura de tan importantes papeles. En vista de estas circunstancias, hemos considerado pertinente transcribir, con las adaptaciones necesarias que nos permitan su fácil lectura y comprensión, su Partida  de Bautismo, Acta de Matrimonio y Partida de Defunción.

PARTIDA DE BAUTISMO DE PETRONILA DE LA CONCEPCIÓN DE MATA ROMERO

En cinco de diciembre de mil setecientos noventa y cuatro años: Yo, Fray Diego González, cura interino de la parroquia del Norte, certifico que con mi licencia el Reverendo Padre Predicador Fray Blas González de la Orden de los Predicadores del Convento de Santo Domingo de la Ciudad de esta isla Margarita, bautizó solemnemente, puso óleo y crisma a una párvula de ocho días de nacida a quien puso por nombre Petronila de la Concepción, hija legítima de Manuel Isidro de Mata y de María de los Dolores Romero, vecinos del Norte. Fueron padrinos Don Francisco Antonio Marcano y Doña Rosa Venal vecinos de la Ciudad, a quienes advirtió sus obligaciones y parentesco espiritual, de que doy fe. Fray Diego González.

ACTA DEL MATRIMONIO DE FRANCISCO ESTEBAN GÓMEZ CON PETRONILA DE LA CONCEPCIÓN DE MATA ROMERO

En esta parroquia de la Villa del Norte de Santa Ana a veintiuno de diciembre de mil ochocientos diez años, Yo, Don Pedro Manuel Romero, Presbítero, su cura propietario, presencié el matrimonio que por palabras del presente contrajeron In Faciae Eclesia Don Francisco Esteban, hijo natural de Doña María Concepción Gómez, y Doña Petronila, hija legítima de Don Manuel Isidro de Mata y de Doña María Dolores Romero, todos feligreses míos, en atención a no haber resultado impedimento alguno de las tres proclamaciones que en tres días festivos se corrieron en esta Iglesia a mi cargo y haber precedido las licencias correspondientes con arreglo a lo dispuesto en la Real Orden declaratoria de la novísima Real Pragmática de Matrimonios, y por estar las velaciones cerradas no recibieron las bendiciones nupciales. Fueron testigos: el Sacristán Don Francisco Colmenero, Don Joseph Antonio Natera, Don Francisco Romero y otros varios. Para que conste así lo certifico y firmo. Rvdo. Pedro Manuel Romero.

AÑO DE 1811 – ACTO DE VELACIÓN DEL MATRIMONIO GÓMEZ-MATA

En esta parroquia de la Villa del Norte de Santa Ana a doce de enero de mil ochocientos  once años, Yo,  Don Pedro Manuel Romero, su cura propietario, en misa que celebré dicho día, dí las bendiciones nupciales, según el Ritual Romano, a Don Francisco Esteban Gómez y a Doña Petronila de Mata y en ella fueron comulgados, de lo que fueron testigos: el Sacristán Don Francisco Colmenero, Don Joseph Antonio Natera y otros. Para que conste así lo certifico y firmo. Rvdo. Pedro Manuel Romero.

PARTIDA DE DEFUNCIÓN DE PETRONILA DE MATA

En esta parroquia de la Villa de Santa Ana del Norte a cinco de octubre de mil ochocientos cincuenta y cuatro años, Yo, cura propio, hice los oficios de entierro cantado por mayor de Petronila de Mata, que fue sepultada en la Capital, muerta de la peste, mujer de Francisco Esteban Gómez. Hubo la iglesia por la seña doce reales. Para que conste lo firmo. Rvdo. Francisco de la Concepción Romero.
       

REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS:

(1) Rosauro Rosa Acosta: Heroínas Margariteñas. Pampatar, Fondo Editorial del Municipio Maneiro Dr. Efraín Subero, 1996.

(2) Francisco Javier Yanes: Historia de Margarita. (Colección Historias). Caracas, Ministerio del Poder Popular para la Cultura, Fundación Editorial el perro y la rana, 2008, p. 130.

(3) Francisco Esteban Gómez: “Observaciones que Francisco Esteban Gómez hace sobre la Historia de Margarita escrita por el doctor Francisco Javier Yanes, y somete a la consideración de sus conciudadanos que quieran reunirse a revisarlas.” Francisco Javier Yanes: Ibidem., p. 160.

(4) Ángel Félix Gómez: Petronila Mata: Heroína Margariteña. Porlamar, Verbo Publicaciones C.A., 2004, p. 31.

(5) Iván Gómez León: Santa Ana del Norte: Cuna auténtica de la Tercera República de Venezuela. Porlamar, Verbo Publicaciones C.A., 2006, p. 122.

(6) Francisco Esteban Gómez: Ob. Cit., p. 163.




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